La naranja -englobando también a la mandarina- es seguramente la fruta de mayor consumo mundial, por lo que resulta lógico que sea el enemigo más propicio a batir por parte de todos los demás interesados en otras frutas y productos alternativos como postres y similares.
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En las campañas de publicidad, bien con spots directos o a través de mensajes cruzados en informaciones interesadas, suelen esgrimirse con frecuencia argumentos relacionados con la salud, las dietas alimenticias o los contenidos diversos en tal o cual vitamina, o estos o aquellos nutrientes. Por ejemplo, es fácil encontrarse con indicaciones sobre que tal fruta contiene más vitamina C que la naranja. Sabedores todos de que en la cultura popular está muy arraigada la idea de que consumir naranjas es bueno para combatir gripes y resfriados, otorgándole un papel estelar por su contenido en dicha vitamina, es natural que cualquier especialista en marketing que defienda otra cosa analice su contenido y trate de poner en valor las diferencias. Por ejemplo, que lo suyo tiene más vitamina C. Y será verdad. Sólo que únicamente la naranja tiene un conglomerado tal de otros compuestos vitamínicos, flavonoides, fibra, etc. que en conjunto resulta imbatible por sus interacciones en el organismo, como bien defendió el doble premio Nobel Linus Pauling.
De hecho, si no fuera por sus ventajas innatas, incluidas también sus cualidades organolépticas, a estas alturas ya habría sucumbido la naranja ante los embates de la competencia, dado que todos invierten con fuerza mientras en el sector citrícola no se emprende nada para contrarrestar tantas ofensivas.
Uno de los últimos intentos de erosión comercial disfrazada de bonancible consejo sanitario tiene que ver con el potasio que contiene la naranja. Demasiado, dicen, para el buen funcionamiento de los riñones. Y se quedan tan panchos. También reina la tranquilidad total en la citricultura española, donde nadie parece enterarse de estas cosas para actuar enseguida. Por ejemplo para informar de la verdad. El componente que puede ser malo para la tensión arterial, los riñones y la salud general es el sodio, no el potasio, por ello muy recomendable para la vitalidad humana si se injiere en proporción adecuada, por ejemplo comiendo naranjas.
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