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Algunos de quienes podemos recordar aquellos tiempos en que no había elecciones como hoy, nos sorprendemos por tantas exquisiteces actuales sobre si la fecha de ... los próximos comicios es o no la más adecuada, porque igual estamos de vacaciones y nos fastidia esto o lo otro. Incluso se advierte que hará mucho calor el 23 de julio, y que no es plan tener que molestarse hasta las urnas con tanto sofocón.
Qué delicados nos volvemos. Qué fina se nos pone la piel. Ya quisieran en infinidad de países tener esta suerte de que les convocaran de vez en cuando para elegir concejales y diputados, para decidir sobre ayuntamientos, parlamentos y gobiernos, premiando o castigando a unos y otros, según pareceres y preferencias personales que se van sumando hasta conformar mayorías. Que no será el sistema ideal, seguro, pero es el mejor posible, dadas las circunstancias y la aglomeración de prioridades, tendencias y sensibilidades acomodaticias. Como que ya molesta hasta que convoquen cada poco tiempo para votar. ¿Otra vez?, sueltan los más quisquillosos, que suelen ser también quienes a renglón seguido claman contra «esos políticos...», a los que acusan de continuo de no hacer o dejar de hacer y tal y tal y tal. ¿Saben por qué llegó a la alcaldía de tal pueblo aquel o aquella que no gusta a quienes se quejan? Desde luego porque otros no quisieron o pudieron. Ni quienes se lamentan y no paran.
A ver. De un modo u otro, los votantes españoles se dividen en estos momentos en dos grandes grupos: los que prefieren que siga el presidente del Gobierno actual y los que quieren que sea otro; quienes están a favor del multicolor espectro político que legisla y gobierna desde hace unos años y quienes promueven un cambio. ¿Y cómo se dirime esto? Pues acudiendo a votar, cada cual poniendo en la urna la opción que prefiera. Entonces, ¿a que viene tanto remilgo por la fecha? ¿Vacaciones? ¿Calor? Venga, hombre, defienda cada cual lo suyo y aceptemos todos lo que salga.
¿No es cierto que con los resultados municipales y autonómicos del 28 de mayo puede cuestionarse la fortaleza del Gobierno central? Pues es lógico que el presidente del Gobierno convoque elecciones generales. A barajar de nuevo, a ver qué sale. Y los plazos para convocar son así: 23 de julio. ¿Sería mejor septiembre u octubre? ¿Más tiempo de interinidad? En abril de 1931 el resultado no fue tan adverso al poder monárquico y se proclamó la República. Eran elecciones municipales y en el conjunto del país hubo más votos a favor del régimen monárquico, pero Alfonso XIII, al ver que ganaban los contrarios en grandes ciudades, optó por irse. ¿Qué pasa si tenemos que votar?
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