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En plena avalancha amenazante de subidas de aranceles por parte del Gobierno de Trump, los estadounidenses se enfrentan de repente a la escasez de un ... artículo alimentario básico y habitualmente barato: faltan huevos y se han puesto por las nubes.
Todo es consecuencia de una epidemia que afecta muy gravemente a las granjas norteamericanas: la gripe aviar, que ha obligado a sacrificar muchos millones de animales, lo que provoca que se queden bajo mínimos las existencias de huevos y de carne de pollo... y pavo. Un problemón añadido, cuando el pavo es allí especialmente apreciado, sobre todo para festividades señaladas, como el Día de Acción de Gracias. Quedan muchos meses aún para fecha tan destacada, pero veremos si da tiempo a recomponer las estructuras productivas y de suministro, ahora tan malparadas.
Estos hechos pueden parecer de pequeña escala, si los comparamos con las grandísimas cuestiones de geoestrategia de la alta política global, los inesperados giros sobre la guerra de Ucrania y las disputas entre los grandes por hacerse con recursos minerales críticos y reservas de tierras raras. Poca cosa también frente a los anuncios de Trump de castigar a Europa con subidas arancelarias de todo tipo, y esa actitud amenazante y despreciadora que tiene estupefactos a los dirigentes europeos, después de que el presidente norteamericano llegara a decir que «la UE se creó para joder a los Estados Unidos». ¿De verdad lo pensará así, o será simple estrategia para otros fines? ¿La ciudadanía estadounidense piensa eso ahora de los europeos? Nos gustaría creer que no, que todo irá más bien en el sentido de la admiración, la hermandad y la comprensión recíprocas, como ha sido causa común.
De momento, vaya sorpresa. En medio de la vorágine gubernamental por hacer valer lo propio y arrinconar lo de los demás, resulta que estalla una crisis inesperada como la de los huevos y la carne de pollo. La docena se ha puesto a doce dólares y más, en las tiendas racionan las compras y en los restaurantes populares han tenido que subir los precios y buscarse la vida como pueden con otras alternativas. ¿Qué está pasando?, se pregunta el ciudadano de a pie, su señoría el consumidor, confiado en que la cadena de abastecimiento funcionará sin fin y libre de sobresaltos. Pues que escasean las gallinas ponedoras, y sin ellas no hay huevos para el desayuno ni platos combinados con nuggets o simples alitas de chicken.
La primera medida del plan de choque trazado por Washington consiste en importar huevos a mansalva. ¿También con aranceles crecidos? El mundo es un pañuelo y convendría ser más amigos.
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