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Un traje de buena lana vale lo suyo, pero la lana no vale nada en España. Peor que eso: menos que nada; ganaderos y pastores tienen que pagar para que se la lleven, porque de valer mucho antaño ha pasado a ser un residuo molesto ... que hay que quitarse de encima. Esta es la triste paradoja: las prendas de lana de calidad valen mucho más que las más corrientes, pero a la hora de comprar y usar preferimos masivamente las más corrientes, a veces casi de usar poco tiempo y tirar pronto, y el resultado es que la lana no vale nada, o menos que nada.
España fue pionera en la tecnología de la lana. En tiempos de la Mesta los paños castellanos fueron muy apreciados en toda Europa. Las ovejas valían sobre todo por su lana. Ovejas merinas que luego se extendieron por Australia y Nueva Zelanda, de donde viene ahora la buena materia prima para prendas de lana que duran media vida. Entre tanto, la lana española se ha quedado anclada y es un molesto residuo. La decadencia fue por partes; primero fue bajando el precio, luego apenas daba algo más que para pagar al esquilador de las ovejas, después salía cuenta con paga, siguió que no cubría el gasto necesario para refrescar a los animales de cara al verano, luego pasó que retiraban gratis la lana y gracias, y ahora ya ni eso, hay que pagar para que se la lleven, se ha convertido en un problema.
En las encuestas, todo el mundo está a favor de potenciar el medio rural, remediar la despoblación, defender las producciones cercanas y todo eso, pero luego, a la hora de la verdad, sin encuestadores delante, las preferencias del consumo se rigen por el precio y nada mÁs. Camisas baratas, jerseys baratos, camisetas más baratas, prendas aparentes, diseños oportunos, etiquetas made in Vietnam y volvemos a firmar donde sea para salvar mares y océanos libres de plásticos y de enormes barcos contaminantes. Barcos que traen esas prendas de precios bajos, hechas con fibras baratas poco duraderas y con jornales baratos que en siguientes encuestas seguro que también motiva nuestra sensibilidad anti explotación. Que les paguen mejor a los obreros vietnamitas, por favor, pero que no nos suban el precio de las camisas. Y que se defienda a las ovejas españolas, por favor, recojamos firmas en favor de los pastores, pero eso de la lana... ¿Cómo lo hacemos?
En el centro de Galicia hay varios pueblos en pie de protesta contra el proyecto de una empresa de Portugal que quiere instalar una gran fábrica para producir fibras textiles vegetales, a partir de eucaliptus y otras especies que crecen en los montes de alrededor. Vendría a ser como una enorme fábrica de papel, sólo que en vez de papel obtendría fibras textiles económicas, para abastecer a la industria textil moderna, es decir, la de las camisetas y las camisas baratas. Todos queremos comprar el resultado, pero nadie quiere la fábrica cerca de su casa. La lana tampoco.
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