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El cambio de actitud que se ha operado en la Comisión Europea ante la multiplicación de los daños de manadas de lobos debería tenerse muy ... en cuenta a la hora de enfocar la amplísima problemática de la sobrepoblación de jabalíes, mucho más extensa e intensa, aunque no dispone de igual atención mediática, ni hay todavía una sensibilización social sobre la cuestión.

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No son casos iguales, tampoco sus efectos, ni son los mismos territorios, en general, los afectados. El lobo es una especie muy progida porque estuvo en peligro de extinción y ataca al ganado. De ahí que se cazara hasta casi su eliminación total, lo que tuvo después la deseable respuesta protectora, y ahora, al estar libre de amenazas y mutiplicarse con fuerza vuelve a provocar estragos en los rebaños, hasta el punto de desmoralizar al ganadero; no son sólo las pérdidas económicas, es la impotencia ante sus ataques.

En esto último hay coincidencia con el jabalí: los agricultores que ven destrozados una y otra vez sus plantaciones se sienten indefensos y hastiados, hasta el punto de dejar de cultivar en muchas ocasiones, porque encima no son indemnizados, como sí lo son, en la mayoría de los casos, los dueños de animales muertos por el lobo. Pero ya digo, aparte del dinero, y más importante todavía, es el sentimiento de abandono y no poder hacer nada para remediarlo.

La situación del lobo se ha agravado tanto en casi toda Europa que Bruselas reconoce que «se ha convertido en un peligro real para el ganado y, potencialmente, también para los seres humanos». Por ello anima variaciones en las normas protectoras e insta «a las autoridades locales y nacionales a que tomen medidas cuando sea necesario», incluyendo la aportación económica que sea precisa.

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La Comisión asume que hay que «minimizar los conflictos entre los intereses humanos», y para ello «debe existir un control poblacional, unas indemnizaciones justas e igualitarias y unas ayudas para la prevención de los ataques de lobos».

Así que las pautas están claras: minimizar conflictos, evitar daños, control poblacional, indemnizaciones justas, prevenir ataques... Si vale para el lobo, debe funcionar igual para el jabalí, corzo, conejo, cabra... No serán de segunda clase los perjuicios que causan todos ellos.

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