Una vez se ha extendido en todas las instancias administrativas la convicción de que la vivienda se encarece sin parar porque hay escasez, están produciéndose ... en cascada reacciones oficiales que cabía esperar: debemos favorecer a todos los niveles que se construyan más casas para que aumente la oferta y se mitigue el problema. Primer paso. El verbo se hizo carne. Ahora, a ver cómo anida entre nosotros.
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El segundo paso, para obrar en consecuencia, consiste en facilitar espacio donde se pueda construir. Pero tampoco hay abundancia de suelo urbano pendiente de realizar, ni mucho urbanizable que esté en cartera. Sobre todo que sea suelo medianamente asequible, que no encarezca de forma notable el precio final de las viviendas que se necesitan. Porque lo que más hace falta es vivienda popular, precios asequibles, incluso tasados, vivienda oficial... Para lo caro siempre hay salida, lo que se plantea sobre todo es el problema de la vivienda social, muchos miles de casas que durante años no se han construido. En números gruesos, dicen que harían falta más de doscientos mil pisos nuevos por año, cuando apenas se construyen cien mil. Es evidente que el déficit se agranda sin parar y que el desequilibrio entre oferta y demanda dispara los precios, tanto en compra como en alquiler.
Sin embargo las noticias y los debates se limitan a los aspectos relacionados con las decisiones políticas para 'crear' suelo nuevo, dar licencias, facilitar las cosas, poner topes a precios, repartir ayudas, bajar impuestos relacionados, aportar espacios dotacionales que ya son de la Administración para que se pueda construir en ellos, etc.
En cambio, poco se dice de que, pese a todo, no se ve mucho afán constructor, no se aprecia una gran afluencia de empresas constructoras dispuestas a ponerse manos a la obra. A ver si también hay esacasez y estamos dándole vueltas a lo que hay que hacer pero no tenemos quién lo haga. Porque, al mismo tiempo, lo que está muy claro, porque lo vemos y sufrimos en el día a día, es que también hay gran carencia de mano de obra, sobre todo mano de obra especializada.
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No hay albañiles, ni electricistas, ni carpinteros... Faltan fontaneros, caravisteros, encofradores, escayolistas, cristaleros... No nos quedan ni suficientes camioneros para los transportes, y faltan hasta mozos de almacén. Tenemos abundancia de ingenieros, arquitectose y grandes técnicos informáticos pero no se encuentran mecánicos, encargados de obra o carretilleros ni pagando más que a universitarios con másters. Cómo no van a faltarnos casas, si escasean hasta talleres para arreglar simples pinchazos de ruedas.
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