Urgente La Lotería Nacional de este jueves toca en un bazar de Valencia marcado por la suerte y en otras 13 localidades

Ramón tiene esas cosas, le sale la vena profesional y arruina cualquier imagen bucólica. Íbamos por la huerta, la más al norte, la que está ... sensiblemente averiada en su conjunto porque ya son mayoría las parcelas abandonadas, donde se multiplican inmensos zarzales con vocación selvática. Tratábamos de analizar si sería aún posible regar un campo en concreto, como muestra del deterioro general. Las acequias aparecen atiborradas de maleza; no se limpian desde hace tiempo, y es obvio que no hay manos; si no se mantienen cultivados los campos circundantes, cómo se van a limpiar las redes de riego. Comprobamos que al agua le costaría discurrir por los canales y en algunos sitios se bloquearía su paso. Seguramente será imposible que llegue hasta el campo en cuestión, salvo que algún héroe se obstinara en limpiar cientos de metros de acequias invadidas por la vegetación, pero no es factible, ni valdría la pena. Así que concluimos que ahí está la madre del cordero: uno lo deja, otro desaparece, entre ambos ya no queda quien limpie el tramo de acequia que les toca, una parcela se incendia, los naranjos de un vecino sufren las llamas, las circunstancias adversas se acumulan y obligan a tirar la toalla al tercero, y así se multiplican en racimo los inconvenientes hasta disuadir sucesivamente a otros y desembocar en un problema sistémico que ninguna autoridad afronta de verdad.

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Es huerta protegida. Protegida por ley. Desprotegida por desidia de quienes no ven la realidad. El Titánic se hunde, pero que siga tocando la orquesta.

De pronto, en medio de aquella jungla sobrevenida donde antaño no se dejaba un palmo sin mimar, una espléndida plantación de coles, bastante grande para lo que es el minifundio huertano. Qué maravilla, y además se nota el esfuerzo hecho por el agricultor para rodearlo todo con malla de protección ante los conejos, que se ven proliferar por todas partes. Admirable resultado, cuando a la vista está cómo abunda lo contrario. Pero ahí estaba Ramón para romper el encantamiento. «Bonito campo, sí, y seguramente a salvo de tanto conejo, pero como se encante el dueño le va a dejar sin nada la oruga de la col». ¿Cómo es eso? «¿No ves que está todo lleno de mariposas que revolotean?, son adultos de la oruga de la col, la 'Pieris brassicae', que es voracísima; si no se trata pronto lo arruinarán todo; las mariposas hacen las puestas y salen montones de nuevas orugas que devoran las hojas». Pero, hombre, Ramón, no querrás cargarte las mariposas, que tanto escasean y todo el mundo quiere proteger. «Bueno, pues nos dejarán sin coles para comer; habrá que elegir entre las poéticas mariposas o las coles, tan prosaicas... y alimenticias».

Quedamos encantados con el revoloteo mágico de lo que no es más que el insecto adulto de una oruga muy voraz

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