Médicos para visitantes

Sellent tiene tan sólo 380 habitantes, podrá argumentar cualquier tecnócrata que se encargue de repartir médicos oficiales y cerrar o abrir dispensarios sanitarios. O sea que, por ejemplo, pongamos un médico cada mil habitantes, es un decir, y entonces a Sellent le tocaría un tercio de médico, o lo que en la práctica sucede: si alguien cae enfermo, que acuda a tal o cual población, o llame a urgencias, o vaya al hospital. La dificultad añadida es que Sellent, como tantos pueblos pequeños, dista bastante de otros pueblos con médico y mucho más del hospital, y para cualquier residente en un lugar aquejado de lo mismo, disponer de un médico a mano es básico para tener seguridad. Es decir, que esto define más que muchas otras cosas la decisión de vivir en un pueblo o largarse. Desde luego más que la banda ancha. Después, que digan los gobernantes de todos los niveles que están por defender el medio rural y frenar la despoblación. Pues empiecen por no cerrar ambulatorios y escuelas, por distinguir a médicos y maestros.

Pero es que al mismo tiempo la nueva alcaldesa de Valencia, Mª José Catalá, ha anunciado algo muy positivo: el ayuntamiento de la capital contratará a médicos para que haya al menos uno en cada playa de su término municipal, razonando que de esta manera se podrá atender adecuadamente a los visitantes.

Qué gran iniciativa, poner a disposición de la ciudadanía turística médicos que se velen por su salud, dispensarios en lugares de tanta concentración veraniega como son las playas, donde además confluyen actividades de riesgo entre muchos bañistas susceptibles de sufrir problemas (niños, gente mayor, insolaciones, ahogamientos, cortes de digestión, crisis inesperadas en personas con dolencias crónicas...)

Al enterarse de la sabia decisión de la alcaldesa de Valencia, cualquier vecino avispado puede preguntarse: ¿y de dónde van a sacar esos médicos, si parece que no hay suficientes y se recortan horarios y dotaciones en consultorios?

Aunque el vecino no sea de Sellent, sino de cualquier población o barriada aquejada por recortes de atención sanitaria, puede dar fácilmente con una solución de urgencia: quien necesite médico y le alarguen citas o deba ir lejos, que acuda de inmediato a una playa de la capital y busque al médico prometido, que ganará tiempo y salud. Y no estará de más que diga que está de visita. Por si acaso. No mentirá.