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Antonio Torres es un agricultor joven de Villamentero de Esgueva, en Valladolid. Participó días atrás, junto a otros jóvenes, en una mesa redonda organizada por Fertinagro Biotech con el objetivo de que dieran a conocer sus experiencias al frente de explotaciones agrarias, sus preocupaciones y ... perspectivas de futuro, cuando lo más habitual es que falle el relevo en el campo porque las nuevas generaciones prefieren dedicarse a otras cosas y los padres también les orientan en esa dirección: que estudien carreras universitarias para ganarse la vida en otras ocupaciones que se suponen más remuneradoras y tranquilas. Así reunieron entre todos una suma de testimonios que son ejmplos para otros y con el denominador común de la dificultad creciente.
Tras describir sus fincas agrícolas y ganaderas, el joven que hacía las veces de presentador, Marcos García, de Bañón (Teruel), preguntó a los demás: «¿Qué recomendarías a otros jóvenes que estén pensando en el campo?» A lo que Antonio respondió de inmediato: «Que opositen», con lo que arrancó un gran aplauso del público, porque se entendió muy bien que quería decir. Por si acaso, Antonio lo explicó. Era broma, dijo, pero no tanto, porque tal como está el panorama, no es atractivo para los jóvenes empeñarse en hacerse agricultores o ganaderos, ante tal cúmulo de problemas e incertidumbres, donde la vertiente económica se lleva la peor parte. No obstante aclaró que él nunca pensó en hacerse funcionario, por tanto no iría a oposiciones; los suyo -como lo de los demás compañeros- es el campo, pero puntualizó que hay que tener mucha ilusión, hasta pasión, y disponibilidad para adquirir toda clase de conocimientos y sortear obstáculos de continuo. Por tanto, quien no esté dispuesto, mejor que vaya a otra cosa, y contó este ejemplo reciente: «Produzco entre otras cosas lentejas y garbanzos, porque son legumbres que fijan nitrógeno en el suelo y está muy recomendado su consumo, pero al no poder combatir plagas para las que ya no tenemos plaguicidas, la última producción, castigada además pro la sequía, mermó mucho y no fue rentable. Pero los supermercados están llenos de garbanzos y judías de otros países, donde utilizan lo que a nosotros nos prohíben. Así no podemos seguir».
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