Lo de los Países Bajos

Dicen las crónicas que en los despachos encorsetados han sonado voces de alarma y que de repente han empezado a pensar si no se habrán pasado en exigencias. Ahora que no tienen más remedio que prestar atención a quienes se han hecho escuchar en las urnas holandesas, los políticos clásicos se avienen a reconsiderar si la fuerza emergente no tendrá más razón de la imaginada hasta ahora. De hecho, el BBB (Bueno, Bonito y Barato, en traducción libre de humor fallero) viene defendiendo que Ámsterdam y Bruselas se dedican especialmente a contentar al ecologismo radical y despreciar al sector agrario y sus auténticas virtudes 'verdes'. Sus fundadores proclaman que los agricultores y ganaderos de los Países Bajos no se sienten escuchados, «ni bienvenidos en nuestro propio país». ¿Les suena por estos pagos?

Pues para alcanzar esta victoria histórica, que esparcirá sus ecos por toda Europa, el BBB ha tenido que contar no sólo con los votos de los profesionales del campo y sus familiares, sino también con buena parte de la población que, no siendo directamente agraria, comprende que lo urbano-ecológico se está ensañando demasiado con el mundo rural y eso puede tener consecuencias nefastas para todos. Al tiempo.