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Los ganaderos deberían estar en máxima alerta. Los consumidores también. La Comisión Europea ha admitido a trámite una iniciativa ciudadana, 'Stop crueldad, stop sacrificio', que busca detener la producción de animales para consumo. En concreto: sus impulsores no quieren que comamos nada de carne y ... nos empujan hacia la carne artificial, lo que tendría que concitar la máxima atención de quienes viven de ello, que no son sólo ganaderos y carniceros, sino también los ciudadanos en general, que nos alimentamos en parte de productos cárnicos de calidad, conscientes de que somos omnívoros (comer de todo) y que en eso consiste precisamente la evolución humana, haber llegado hasta aquí y gozar de buena salud, lo que no sería posible sin una dieta alimenticia equilibrada, incluyendo desde luego la carne. Sin abusar, pero sin excluirla, como con cualquier otra cosa.

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Los impulsores de esta iniciativa no van de broma, por lo que no hay que minusvalorar lo que buscan. No es cosa de risa, aunque el primer impulso puede motivar ironías. Desde luego no se andan con rodeos. Piden que la Comisión Europea ponga en marcha incentivos para la producción alternativa de más proteínas vegetales que sustituyan las de origen animal y hablan claramente de impulsar la fabricación de carne cultivada, lo que induce a pensar que detrás de todo ello hay fortísimos intereses industriales, empeñados en fomentar un profundo cambio alimentario que les beneficie; con la ayuda de los conversos, que ya están por la labor de preconizar hasta sustitutos del huevo y la leche. Más tarde quizás se llegara a extender la manía. ¿Por qué detenerse en cuestionar los procesos animales para nutrirnos con una pechuga y hasta deleitarnos con un solomillo? ¿Por qué no extender la preocupación a lo que pueda sufrir una col o una alcachofa al cortarlas? Cualquiera puede ver cómo 'llora' una lechuga al separarla de su tallo hundido en la tierra, como también 'llora' el racimo de uvas cuando lo desprendemos de la cepa. Entre los veganos más estrictos hay grupos más radicales que sólo se alimentan de vegetales crudos, y entre los frutarianos, que únicamente se nutren de frutas (incluidos frutos secos), hay quienes reniegan de cogerlas del árbol y sólo toman las que caen del árbol, se supone que muchas de ellas con larvas de moscas cuyas picaduras aceleran que se desprendan. O sea, con 'carne', pese a todo; carne de insectos, la otra moda en boga.

Menos mal que lo que buscan no será para pasado mañana. Tienen que recoger como mínimo un millón de firmas en al menos siete países para que Bruselas comience a hablar del tema. Pero al tiempo. Falta labor que contrarreste la acometida.

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