Si quieren, sí que pueden

Es de gran satisfacción ver que en ocasiones, como ocurre en ésta, todavía es posible actuar en la dirección que todos desean, en cuanto a la reducción de tramitaciones tantas veces absurdas y la efectiva simplificación de pasos burocráticos. Sin duda, cuando se quiere de verdad, sí que se puede. Basta con que haya decisión política de hacerlo y que las intenciones que se prodigan a menudo sean ciertas, no meras declaraciones oportunistas que se lanzan en la convicción de que el tiempo y la tendencia general al olvido facilitarán que todo se vaya diluyendo en el marasmo habitual.

¿Cuántas veces nos han anunciado en los últimos tiempos, desde los poderes públicos, la reiterada cantinela de que reducirán la burocracia a los agricultores y ganaderos? ¿Qué se ha hecho de verdad al respecto? Nada en la práctica. Es más, pasadas las campañas de sonadas protestas agrarias y las elecciones que hacían recomendar calmas y cautelas, todo parece indicar que aquello que dijeron, en todas las instancias administrativas, desde la autonómica a la europea, se va quedando donde estuvo antes: en la recámara. Hasta la vuelta.

¿ Por qué? Porque no hay intención política clara, como sí la hay en el caso de los festejos taurinos. Pan y circo, una vez más. Cuando las ganas aprietan... Lo otro, que vaya esperando. Y es tan fácil, además, excusarse cuando conviene en que las culpas vienen de Europa. Pero no siempre es del todo cierto. Hay infinidad de cosas que son competencia directa de la autonomía y no haría falta ni gastar dinero para simplificar y facilitar muchos aspectos. Si se quiere, se puede actuar con eficacia. Como es de celebrar que ocurra con los toros.