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Valentín Fuster nos ha recordado que «tenemos que enseñar a la gente a reflexionar». Y de repente caes en la cuenta: es verdad, no sabemos reflexionar, no nos detenemos a pensar las cosas. Seguro que de ahí se derivan multitud de consecuencias graves. Parece mentira, ... no nos enseñan a reflexionar, no está en planes de estudio y adiestramiento.

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El eminente cardiólogo siempre nos da lecciones magistrales de vida. Y como sabio, ha sido galardonado por la revista XLSemanal con su premio a la Ciencia y la Innovación, en reconocimiento a una fructífera trayectoria que le ha llevado a ser considerado por muchos como el mejor cardiólogo del mundo.

Pero su gran maestría no se centra sólo en la cardiología. Fuster es de esas personas sabias de la tribu que cuando ves que aparece en alguna entrevista, o encuentras una referencia de algo que haya escrito o dicho, acudes a conocer detalles, a descubrir matices, en el convencimiento de que encontrarás palabras ejemplares, ideas que aleccionan, conocimiento denso de una larga y floreciente vida dedicada a la ciencia, a la enseñanza, a investigar y a curar.

Nos martillean con hacer ejercicio y dieta, pero no nos adiestran a pararnos un rato cada día para pensar

En la entrevista publicada en XLSemanal con motivo del premio, nos llama sobre todo la atención algo tan importante que se nos escaba de continuo: hay que dedicar 15 minutos diarios a reflexionar. Él lo a hace. Forma parte de su regla de las cuatro tes: 'tiempo' para reflexionar, encontrar y desplegar el 'talento' de uno, 'transmitir' positividad y 'tutoría'. A sus 81 años, tan bien llevados, y con su enorme bagaje científico y cultural, reconoce con humildad que cuenta con varios 'tutores': «personas que me guían, a las que pido ayuda y tienen la misión de decirme que pare cuando empiezo a decir cosas que no tienen sentido. Y paro, absolutamente. Cien por cien».

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Pero no se nos enseña a reflexionar, y por eso carecemos de tal hábito. Lo habitual es que nos insistan en que hay que hacer ejercicio, claro que sí, y que debemos cuidar la dieta. Se lo dirá el médico de cabecera y cualquier espontáneo que le dé por hacer las veces: camine todos los días una hora a paso rápido, y cuide la dieta, ha de bajar peso. Pero no oirá que le recomienden que reflexione, como pauta tan necesaria. Imagine que le digan de repente: Párese cada día un cuarto de hora a pensar en lo que ha hecho o ha dejado de hacer, y en lo que hará... Igual teme que le esté acosando un charlatán. Nada, que haga dieta y camine. Pero ahí está el sabio Fuster para advertirnos: «Todos somos sobrevivientes; todo lo que nos pasa es universal... Debemos pararnos a reflexionar cada día y luchar contra corriente; y más que hablar de dietas, debemos comer menos; se come demasiado».

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