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Dice la más reciente información oficial sobre el estado de los pantanos que «la reserva hídrica española está al 43,7% de su capacidad total.» ... Y así nos lo repiten cada vez que se actualiza la situación, reiterando ese mismo término: «reserva hídrica española», para aclarar a continuación que «los embalses almacenan (hace unos días) 24.470 hectómetros cúbicos de agua, aumentando en la última semana en 56 hectómetros cúbicos (el 0,1% de la capacidad total actual).
Sin embargo se trata de un dato bastante falaz, porque aparenta una concepción inequívocamente de conjunto, como si valiera por igual para todos los españoles, cuando la realidad es diametralmente distinta. Los ciudadanos que dependen, por ejemplo, de la poca agua almacenada en la cuenca del Segura no se pueden beneficiar de la bonanza que rige en estos momentos en la del Duero. Ni los que beben o riegan del Guadalquivir, cuyas exiguas existencias se han reducido hasta un precario 18,7%, sienten especial motivo de alegría cuando conocen que los de Galicia han subido al 91,2%.
Mientras hay una interconexión total con la electricidad y no puede saberse de dónde procede este kilovatio-hora que estoy consumiendo ahora, ni si se generó con placas solares o uranio enriquecido, con el agua es bien distinta la cuestión. Cada cual depende de lo que tiene asignado, según dónde viva o trabaje, y todo funciona en régimen de compartimentos estancos. Apenas hay interconexiones entre cuencas, las que existen están muy limitadas y la tendencia es que vayan a menos, ni para superar casos de extrema necesidad. Miren lo que pasa con el Tajo-Segura, cada vez más en entredicho. Y no hace falta que recordemos que se olvidó ya toda posibilidad de grandes trasvases: lo del Ebro, archivado, y desde otras cuencas del norte, ni mentarlo.
Entonces, ¿para qué seguir con eso de «la reserva hídrica española», si no es una reserva que sirva para todos los españoles, estén donde estén? El embalse de Almendra, por ejemplo, sobre el río Tormes, casi en la frontera de Portugal, ha subido a más de la mitad, con 1.350 hectómetros, que son 40 más de los que guarda toda la cuenca del Júcar, pero no nos podría socorrer en caso de apuro, porque no hay conexiones, mientras su caudal se va por el Duero camino del Atlántico. Ni en el alto Guadiana les vale que se llenen los pantanos del curso medio, que luego mantienen llena la inmensidad del Alqueva en Portugal. ¿De qué nos sirven esas medias absurdas que las autoridades competentes nos ofrecen cada semana si ni siquiera aprovechan para iluminar algún atisbo de modernización hídrica racional en la era de interconexión total?
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