Urgente Los jueces de violencia de Valencia auguran un colapso al tener que asumir las causas de agresiones sexuales

El huracán Milton ha dejado sin electricidad a más de tres millones de personas en Florida, lo que se convierte de inmediato en noticia destacada, junto a las personas muertas y los grandes destrozos causados. O tal vez a mayor nivel en el subconsciente colectivo, ... porque ya se contaba con graves deterioros por el enorme vendaval, quizás más a priori, y en cuanto a las víctimas, aunque esté mal decirlo, claro, se pensaba en un número mayor. Incluso las autoridades locales tiraron por lo más dantesco para obligar a evacuar: «Quien se quede morirá», llegaron a anunciar. Diez fallecidos de momento. Podemos pensar que no ha sido tanto como se temía, pero sólo pensarlo; decirlo queda mal: una sola vida perdida vale infinito, más que el resto de pérdidas.

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Pero lo que de verdad nos lacera en el fondo es eso de que se queden sin luz tres millones y pico de personas. Si al menor apagón ya nos sentimos inermes, totalmente indefensos, y llamamos con urgencia a la compañía, a ver qué pasa. Qué haríamos sin electricidad horas y horas. Por eso mismo es noticia relevante. Lo consideramos algo extraordinario, insoportable. Qué barbaridad, si nos ocurriera eso.

Vivimos convencidos de que estamos la mar de seguros. Enchufados a la luz, el gas, el agua, teléfonos, internet... Eternamente, sin cortes. Y si no, vendrá papá Estado y nos socorrerá, alguien nos sacará de apuros. La UME, Protección Civil, el ayuntamiento, alguna ONG, o la diputación. No sé si las diputaciones tienen papel en estas cosas. Puestos en lo peor, alguien velará por nosotros y nos traerá una manta, un zumo, algo de cariño. Cuando pasan cosas graves aparecen zumos, botellas de agua y mantas, aunque haga calor. Debe de ser por uniformar a la gente: aquí los soldados, aquí los de Protección Civil, de color naranja, allí el centro de mando avanzado, con muchas luces, y aquí los damnificados, puestos a salvo, con mantas y zumos.

Vivimos convencidos de que nunca se cortará la luz, ni el gas, ni el agua... Hasta que llega un desastre

Las mantas indican también que son damnificados vivos, sin problemas mayores. Si tuvieras la mala suerte de morir, te envolverían en un plástico dorado y brillante, creo; si te rescatan herido te llevan en camilla y ambulancia.

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Pero estas cosas ocurren en contados casos, claro, porque la verdad es que estamos seguros, nos vemos seguros. Cómo se va a ir la luz. No te la cortan hoy ni aun dejando de pagar. Tampoco el gas, mucho menos el agua. Salvo que la inteligencia artificial esa se ponga burra, o un hacker haga maldades para dejarnos a oscuras, en seco y sin poder calentar la leche. Con lo seguros que estábamos. Lo estamos, a buen seguro. Hasta que se presenta un huracán, una riada, o lo que sea, y demuestra que somos tan vulnerables como siempre.

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