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Mira que hay rotondas de sobra, que parece que las regalen. Pues aún pillas cruces problemáticos, donde es evidente que tenía que haber una rotonda ... para facilitar las cosas y, sin embargo, no se da cuenta de tal necesidad la autoridad competente.
Hay múltiples casos escandalosamente peligrosos, en lugares con densa circulación y cruces de riesgo, donde no hay más desenlaces desagradables porque los conductores que se lo saben, que son la gran mayoría, procuran apañárselas para sortear el mal trago con pericia. Uno de los ejemplos más notorios está en una de las entradas/salidas del by-pass, la de El Puig-Puçol-Rafelbunyol.
En el lado este de la autovía y del puente de la carretera que la cruza existe una gran rotonda que sirve para organizar adecuadamente la circulación que confluye en la misma en múltiples direcciones: salida y entrada de la autovía en dirección norte, la carretera de la Cartuja-La Lloma, cuatro caminos y una estación de servicio. Aquí, la rotonda cumple su misión y todo fluye con normalidad, pese al denso tráfico, que va a más por las poblaciones, urbanizaciones y polígonos industriales que crecen alrededor.
En la parte oeste de la autovía, en cambio, no hay rotonda, si bien concentra una densidad de tráfico parecida, porque también reúne una entrada y salida del by-pass, la carretera que baja/sube del puente y la continuidad de la vieja calzada romana Sagunto-Lliria, convertida hoy en vía de escape para esquivar atascos en la autovía.
Aquí se da una complicación añadida, porque la mayoría de los vehículos que llegan desde el otro lado se dirigen a la entrada del by-pass hacia Valencia-Alicante, lo que genera un desequilibrio que los técnicos han resuelto con una opción cargada de peligro. Al no haber rotonda y ser mayoritario ese tráfico que baja del puente para entrar en el by-pass torciendo a la izquierda, no se les ocurrió otra cosa que darle preferencia en tal maniobra, plantando un ceda el paso para quienes vienen de frente y siguen recto. De tal manera que quienes no lo saben de antemano, ni se esperan la rareza, igual se saltan la señal y pretenden seguir adelante, mientras se abalanzan los que conocen su preferencia para cruzarse. Aparte del lío de intermitentes que son y no son, también ocurre que, quien no sabe que ha de parar quien viene de frente, frena antes de torcer en medio de la calzada, pero el otro no pasa porque sabe que debe parar, y se arma el lío, mientras que otros que salen de la autovía se ven con ventaja, a pesar de su 'stop', y todos se preguntan quién sería el figura que diseñó esto con tanto desacierto. Porque hay técnicos que merecen un suspenso público. Con tantas rotondas como hay de sobra.
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