La alcaldesa del pueblo dijo a unos solicitantes: «Yo no puedo hacer nada hasta que los técnicos lo digan...» Los solicitantes, en realidad, ya se ... lo temían. La concejal encargada en el pueblo de al lado de cometido tan prometedor como el desarrollo sostenible, concluyó ante un grupo de vecinos que le pedían ayuda por otro asunto: «Si los técnicos dicen que no, yo no puedo hacer nada; aseguran que no encaja en el plan general». Los agricultores de otro municipio, que acudieron al alcalde para requerir su ayuda, a fin de agilizar los trámites para una instalación fotovoltaica de autoconsumo para riego, sólo (con tilde) obtuvieron de la primera autoridad local la recomendación de que pidieran cita con el ingeniero municipal, a ver qué les decía. Cuando el ingeniero municipal pudo ajustar sus múltiples citas y compromisos para atenderles, les preguntó: «Pero ustedes ¿para qué quieren poner placas solares, no tienen miedo a que se las roben». El más escamado advirtió: «No, porque estamos seguros de que el ayuntamiento velará por nuestra seguridad». El ingeniero les remitió al departamento de urbanismo, donde sentenciaron que el PGOU no contempla la instalación de paneles fotovoltaicos en suelo agrícola, que está protegido; de momento sólo sobre techos de edificios. De vuelta a la alcaldesa, únicamente les indicó que si los técnicos concluyen tal cosa no cabe otra, el PGOU manda. No contempló la posibilidad de cambiarlo pronto, conforme evolucionan los problemas y las necesidades.

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Hace años, un alcalde (del PSOE) de un pueblo de Huelva contó que el arquitecto municipal se oponía a que se diese permiso para construir una central hortofrutícola porque aquello no estaba previsto en la planificación municipal. El alcalde argumentó que habría que actualizar lo que fuera para que fuese posible lo que antes no se esperaba y hoy se necesitaba, por la rápida evolución del cultivo citrícola en el municipio. Como el arquitecto se resistía, le ordenó: «Usted inicie lo conveniente para que todo se haga acorde a la legalidad y tengamos ese almacén que empleará a cientos de personas; luego, cuando usted quiera, se presenta a alcalde y, si gana, organiza y dirige como prefiera; mientras tanto deberá seguir el criterio de la mayoría municipal, siempre dentro de la ley».

Era otro tiempo. Hoy impera el estilo de quitarse las pulgas. Pero si son los técnicos quienes en la práctica marcan criterios, quizá convenga que fueran ellos, y no intermediarios de rango político, quienes se presentaran a las urnas, y así les preguntaríamos: ¿Ustedes harán tal cosa o la contraria? Y en función de lo que dijeran elegiríamos, para poder exigir cumplimientos que ahora se diluyen con excusas y elusiones.

Si un alcalde se excusa en otras opiniones para no decidir, que vayan a elecciones quienes marcan los criterios

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