Secciones
Servicios
Destacamos
Es divertido, esto de contemplar la nueva temporada de espectáculo político. Y tan fecundas ocurrencias. En cabeza, entre lo más reciente, eso de preconizar un ... verano azul con una especie de spot pepero a base de sombrillas azules y una playa inventada, de estudio fotográfico, con un señor vestido pero descalzo sobre arena de pega y la sintonía de aquella serie televisiva de éxito que nos trae a Chanquete a la memoria. Y a Borja Semper, o Sémper, que en esto no se ponen de acuerdo, que hace de protagonista, no le han sacado tarjeta amarilla en su partido, ni le han recomendado que se ausente una temporada por la memez. Porque a renglón seguido, la pijería ha tenido ajustada respuesta desde el lado de los contrincantes socialistas: un montón de sombrillas azules arrasadas por un vendaval playero. Vaya, vaya, en Madrid no hay playa. Si no lo suelto, reviento.
La cuestión ya no es el poco nivel que demuestran unos y otros en estas y otras escaramuzas, centradas en pequeños duelos de espadachines de salón, sino que seguramente lo hacen así porque se lo creen. Deben de estar convencidos de que el público les ríe las gracias sin fin.
Cabe pensar que presentan este tipo de sketchs sin pensar en su potencial repercusión negativa, cuando el respetable debe preferir seriedad antes que frivolidad, propuestas razonables sobre asuntos serios en vez de juegos florales y carreras por hacerse con unos puestos fijos para cuatro años a costa de lo que sea. O el fondo es otro: imbuidos de momentánea euforia, no se percatan de que lo que ven en principio acertadísimo no hace más que sonrojar. Y de paso sirve de cortina para no acudir a la esencia de las cosas. Al igual que pasa con esas discusiones sobre banderas de más o menos colores y si debe haber más o menos carriles bici. A estas alturas.
El hábito no hace al monje, pero aquí siguen imperando los hábitos en todos los órdenes, tics consabidos y facilones, y mientras andamos con las risas de las sombrillas plantadas o aventadas, o se cuestiona a priori el papel de un señor que fue torero en el futuro Gobierno valenciano, olvidamos que el presidente in péctore de la Generalitat, que tanto se lució durante la campaña por lanzar grandes promesas en defensa de la Agricultura, lo primero que ha hecho es cederle esa conselleria a Vox, el partido que compartirá en el Consell. Pues sí que quiere el señor Mazón al sector agrario, como decía anteayer. Tanto que lo suelta a la primera. Igual que hizo en su día el señor Puig, que obligado también a coaligarse, cedió el departamento a Compromís y se contentó con una secretaría autonómica con escasa capacidad de maniobra.
¿Ya eres suscriptor/a? Inicia sesión
Publicidad
Publicidad
Te puede interesar
Despliegue de guasa e ironía por febrero en Santoña
El Diario Montañés
Publicidad
Publicidad
Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.