Volvemos a lo de tantas veces. La suplantación de la imagen y el prestigio de otros con claro interés comercial, mientras que esos otros permanecen ... impávidos, por más que luego se quejan sin parar, pero a menudo también sin acertar en su puntería.
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Una marca de zumos de fuerte implantación utiliza el nombre de Valencia para sus productos, aunque no haya nada que acredite que lo que está dentro sea zumo de naranjas de Valencia. Ni aunque así fuera. Y ya estamos en lo de siempre: el nombre de Valencia vende. Eso es algo que reconocen en todo el mundo. En todo el mundo menos en la propia Valencia, donde es notable el desapego, el 'meninfotisme'; también el enfado que suele seguir cuando se ven mancillados los 'valores patrios'. Pues aplíquese antes el cuento, porque esto duele en la patria más propia: el bolsillo.
Rezan las etiquetas de dichos productos industriales que son zumos de 'naranja premium Valencia' (premium sin tilde). Todo muy sutil, porque llegado el caso pueden esgrimir la fácil excusa de que apelan a la variedad de naranja, no exactamente a la supuesta procedencia geográfica. Vale, pero es que la variedad no es Valencia a secas, sino Valencia-late, y en la etiqueta no pone eso, pone naranja premium Valencia, lo que puede molestar a los de Valencia, porque eso no les aporta nada, y más aún a productores de naranjas de Valencia, sean de Valencia-late o de otra variedad, sabedores de que no les compran sus naranjas en el campo para elaborar esos zumos de una fábrica distante. A la industria de zumo suele ir el destrío.
Más descarado aún: en los envases de algunos zumos de la misma marca pone directamente 'Premium Valencia', lo que no plantea duda posible: no se refiere a la variedad de naranja, sino directamente a Valencia como supuesto origen de prestigio. ¿Por qué esa utilización impropia? Porque el nombre de Valencia vende. Pero es una clara suplantación, y publicidad engañosa. Y no es la primera vez que algo así ocurre con zumos. La misma marca ya fue objeto de quejas por parte de asociaciones agrarias hasta hacerle cambiar de actitud. Pero vuelven a las mismas.
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Es tan engañosa la publicidad que mencionamos y tan interesado el empleo del nombre de Valencia que, al anunciarse este producto en la web de prestigiosas cadenas de supermercados, ya no se recatan lo más mínimo y le añaden una 'de' sin ningún rubor: 'Naranja Premium de Valencia', pregonan. Y no pasa nada. Los naranjeros de valencia, ni enterarse por ahora. Como siempre, la iniciativa individual de una empresa es infinitamente más eficaz que la de decenas de miles de voces pasivas y autocomplacidas de sentirse muy valencianas. Pero el negocio, para otros.
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