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PILAR M. MACIÁ
Lunes, 12 de mayo 2014, 10:09
Lo de que a perro flaco todo son pulgas se puede aplicar perfectamente al colegio que comparten las pedanías de Virgen del Camino en término oriolano y La Callosilla de Callosa de Segura. El centro escolar requiere de una reforma urgente desde hace años pero enquistada en los despachos y rodeada de reproches de políticos de distinto signo en los dos municipios afectados y en la Conselleria de Educación. Ahora, tras el desbloqueo de la situación y con un proyecto de reforma y ampliación sobre la mesa, se plantea otro problema. El Ayuntamiento de Orihuela, a través de su Concejalía de Urbanismo, es el responsable de dar la pertinente licencia para iniciar las obras, dado que el colegio ocupa más término oriolano que callosino, y ese permiso podría concederse de inmediato si el centro escolar apareciera en el Plan General de Ordenación Urbana de 1990 o si en ese documento, al menos, se hubiera previsto como suelo dotacional el que ocupa el vetusto grupo escolar.
Así las cosas, la situación es que este centro está fuera de ordenación, porque pese a que existía antes que el Plan General todavía vigente, no se contempló en él y el suelo se calificó como no urbanizable, lo que lo deja fuera de ordenación. El concejal de Urbanismo, Antonio Zapata, es ahora quien debe encargarse de deshacer este entuerto. El edil culpa de la situación al Partido Popular que gobernaba cuando se aprobó el Plan General y a los gobiernos sucesivos que nunca repararon en esta situación que compromete ahora el inicio de una obra que desde hace años está calificada como urgente dadas las malas condiciones en las que reciben clase los escolares, a lo que se suma que el espacio donde se ubican las aulas prefabricadas a las que asisten son propiedad de la Iglesia y por ellos pidió hace meses el pago de un alquiler. Zapata dijo que este es «un ejemplo más de las chapuzas a nivel urbanístico del Partido Popular, que siempre ha construido e inaugurado pero sin que luego se hicieran bien las cosas».
Ante el brete en el que se encuentra, Zapata explica que se ha hecho una consulta a la Conselleria de Urbanismo, Territorio y Medio Ambiente para que se indique cuál debe ser el camino que se tome. El socialista plantea varias posibilidades. Una que se conceda una licencia de obra provisional a la espera de que se subsanen las deficiencias, en segundo lugar que se haga una modificación del Plan General de Ordenación Urbana, lo que alargaría en el tiempo la consecución del permiso ya que necesita de periodo de exposición al público y aprobación en Pleno. La elaboración de un plan especial para esta zona es otra de las posibilidades aunque a juicio del edil, lo más operativo sería que la propia conselleria realizara un pronunciamiento en el que se indicara que se trata de una infraestructura educativa de interés general y permita comenzar con la obra al margen de que al mismo tiempo se inicien los trámites para regularizar la situación de este centro.
«Esa resolución prevalecería sobre el Plan General, ya que el proyecto cumple con todo y no hay ningún problema para que se conceda la licencia», comenta Zapata, quien asegura que desde el Consistorio oriolano se hace todo lo posible por desbloquear una situación que se ha prolongado en el tiempo durante años.
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