El nuevo cierre del subterráneo de la CV-95 alerta al comercio de Duque de Tamames

Las quejas de nuevo centran la actividad de comerciantes y hosteleros de la calle Duque de Tamames y por el mismo motivo que antes de las navidades, el inminente cierre del paso subterráneo de la CV-95 por debajo del tendido férreo para que la empresa concesionaria de la obra de alta velocidad pueda seguir su ritmo de trabajo para el soterramiento.

Sacyr tiene previsto que a partir del domingo 1 de junio el paso que se abrió a principios de año quede sellado para abordar los trabajos de apantallamiento del trazado del AVE, uno de los tramos más complejos que le quedan a la adjudicataria para poder cumplir con el proyecto. La empresa lo mantendrá cerrado hasta finales de octubre para poder efectuar el rellenado del viaducto y luego poder realizar el paso a la inversa que en la actualidad, por encima de la vía férrea, para lo que necesita varios meses de trabajos con maquinaria pesada y camiones de alto tonelaje. El primer ensayo tuvo lugar la noche del miércoles, cuando se produjo el primer corte para poder efectuar trabajos de reasfaltado, según comunicó la propia Policía Local en su página de 'Facebook' y alertar de este modo a los ciudadanos, de nuevo acostumbrados a salir de la ciudad por la CV-95, aunque la alegría les durará una semana escasa.

Los comerciantes de esta zona, que siempre han reclamado acciones que dinamicen sus negocios ante el impacto que provoca que el tráfico rodado no pase por Duque de Tamames alertan de que de nuevo notarán una merma en su actividad, y muchos no tenían constancia de que el sellado del paso es inminente «pero volverá a ser perjudicial porque «el cliente huirá de una calle que termina en un punto muerto», justificó uno de los afectados.

El propio presidente de la Asociación de Comerciantes (Acmo), Daniel Hernández, reconoció ayer a este diario que no tenía constancia oficial de que a la salida le queda una semana de uso «porque nadie del Ayuntamiento se ha molestado en comunicarlo», criticó.

De igual manera el representante del comercio tradicional oriolano dijo ser consciente de que la obra «hay que terminarla, pero se volverá a los mismos problemas de antes, pérdida de clientela y el colapso de entrada a la ciudad, lo que aleja a los compradores hacia otras localidades, con el consiguiente impacto en la actividad económica de los pequeños empresarios de la zona». El presidente de la Acmo mantuvo que esperará tener más datos de los plazos de ejecución de la obra y mantendrá reuniones con los comercios afectados para conocer su postura ante lo que se les viene encima, sobre todo cuando comienza la temporada de rebajas.

La queja sirvió a Hernández para pedir al equipo de gobierno que busque fórmulas para que la empresa de la obra «agilice en la medida de lo posible las actuaciones que tiene que realizar y que no se vayan más allá de lo estipulado».

Por su parte el concejal de Urbanismo, el socialista Antonio Zapata, justificó que a la empresa «no le queda más remedio que cerrar varios meses el paso soterrado porque lo que le queda por ejecutar es la parte gruesa de la obra y la más compleja, lo que es incompatible con el paso de los vehículos». El delegado del área recordó que lo que queda es el rellenado de todo el paso para poder hormigonar y recordó que las molestias «son necesarias, pero se verán pronto las mejoras cuando el paso se haga desde octubre en superficie». Zapata reconoció que no existen otras alternativas a entrar y salir de la ciudad que volver a usar la que sortea la obra desde el IES Tháder.