Pilar M. Maciá
Domingo, 15 de junio 2014, 02:45
Cumplidos los tres años al frente del gobierno municipal de Monserrate Guillén, el bipartito de PSOE y Los Verdes no pasa por sus mejores momentos. Pese a las dificultades arrastradas desde que el ecologista cogió la vara de Alcaldía el 11 de junio del 2011, con tensiones constantes entre un tripartito fragmentado a los seis meses de andadura con la salida del mismo del concejal Bob Houliston como primer expulsado del grupo municipal CLR-Claro, el pacto fue desmembrándose hasta llegar a la firma de la moción de censura entre liberales y populares en diciembre pasado, un acto que supuso un antes y un después.
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Aunque los tiempos judiciales y los políticos distan mucho en parecerse, muy a pesar de los políticos, con toda probabilidad a estas alturas ningún juzgado decida a favor de someter a votación la censura planteada por los ahora catorce concejales de la oposición a tiempo para que Pepa Ferrando -candidata a alcaldesa en ese documento- llegue a las elecciones sentada en el sillón de la Alcaldía. El Contencioso-Administrativo de Elche todavía no ha determinado, siquiera, si admite a trámite la denuncia contra la decisión de la Mesa de Edad de levantar el Pleno del 3 de enero sin proceder a la votación. Una actuación de Bob Houliston y Carolina Gracia que sostiene a un gobierno municipal en el que solo nueve concejales se reparten todos los departamentos y al que le crecen los conflictos también de puertas afuera del Ayuntamiento.
Ese punto de inflexión, con la política en los juzgados y varios colectivos sublevados en la calle marca el que todo apunta que será el 'annus horribilis' de la legislatura -ya ha transcurrido la mitad-, y aunque el primer edil quitara importancia hace solo unos días a otros asuntos que han supuesto un gran revuelo en este tiempo, como el cambio de recorrido de la Cabalgata de Reyes, la instalación o no de una barraca festera o la concesión de una subvención al Orihuela, lo cierto es que son temas que preocupan a los colectivos y vecinos que se consideran afectados por las decisiones del Ayuntamiento en este sentido.
A todo esto se une la estrategia de desgaste a la que desde hace seis meses someten el Partido Popular y Centro Liberal Renovador a la minoría de socialistas y verdes, que empieza a hacer mella. El asedio al sillón de la Alcaldía no empezó entonces, ni mucho menos, lo hizo hace casi un año, justo después de las fiestas de Moros y Cristianos, cuando el Partido Popular intentó, primero sin llegar a registrarla y después sin que se tramitara por defectos de forma, una moción de censura. En aquellos momentos los socios de los populares aún no eran Pedro Mancebo y Juan Ignacio López-Bas, sino Bob Houliston y Asunción Mayoral. Estas intentonas también han pasado factura a los populares, que quitan hierro a su futuro político sobre todo por los concejales imputados que según el mandato de Valencia no deben repetir en listas locales. Mientras se han centrado en torpedear cualquier iniciativa política de socialistas y verdes a través de la mayoría que han conseguido mantener en el Pleno desde que el concejal de la costa dio su apoyo, en la que ahora parece la lejana primavera-verano del año 2012, aunque las manos que se levantan al unísono de las de los doce ediles del grupo mayoritario de la oposición no son las mismas que hace dos años.
Toda esa tensión se ha trasladado también al seno del bipartito, con un grupo de Los Verdes que no se mueve un ápice de sus posiciones y otro socialista descabezado desde la marcha voluntaria de la que era su portavoz, Antonia Moreno, a sus tareas docentes. Durante la sesión plenaria del pasado viernes -que Moreno presenció por cierto desde el público-, se hizo patente esa disconformidad que existe en el gobierno municipal. En último extremo fue la mano de Emilio Zaplana la que se levantó al margen de la del resto de concejales de su grupo y de su gobierno, porque después de cinco horas de comisión y Pleno al socialista nadie, ni los suyos ni los de enfrente, le había terminado de explicar qué era lo que se iba a votar. Desde el inicio de la sesión también se escuchó en más de una ocasión a la portavoz socialista, Carolina Gracia, pedir la palabra mientras otros concejales estaban en el uso de la misma para rebatir argumentos. Gracia también exigió que se le aclarase qué se iba a votar ante la falta de firma del dictamen de la comisión que su presidenta, Mónica Lorente, rubricó después.
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Todo esto sucede a algo menos de un año de que los ciudadanos acudan a las urnas para elegir un nuevo Ayuntamiento, por lo que al bipartito todavía le quedan meses de agonía a la espera de que a la vuelta del verano empiecen otras carreras, las de los partidos políticos para determinar candidatos a la Alcaldía y que para muchos también se presumen de obstáculos.
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