La exaltación del 40 aniversario

Cuarenta es la cifra redonda que cumple este año la Fiesta de Moros y Cristianos que siete oriolanos recuperaron para su ciudad y para sus vecinos allá por 1974. Pedro de Vicente, Antonio Jiménez, Andrés Serna, Claudio Sarabia, Francisco Hernández, Francisco Tormo de Haro y Marcelino Asuar fueron esos 'siete magníficos' y el último al que se cita en estas líneas, el que ha sobrevivido al resto, será el encargado de abrir el Castillo Festero en la noche del 17 de julio con la llave que se le entregó ayer en el Teatro Circo durante la Exaltación de los Moros y Cristianos y que le acredita como Alcaide del Castillo. Fue este uno de los reconocimientos más emotivos en un acto que estuvo plagado de referencias a ese cuarenta aniversario desde el principio hasta el final.

Como siempre las abanderadas y cargos de las comparsas fueron protagonistas sobre las tablas, con su presentación oficial a la familia festera. Sus embajadores, Juan Antonio Sánchez López por el bando de la Cruz y José Miguel Hernández por el de la Media Luna, los recibieron en el escenario. Ellos ya encarnan, y encarnarán al frente de sus huestes, la leyenda de los dos jóvenes soldados que acompañaron a la Armengola, Arun y Ruidoms, y a Abd-Al-Aziz, el gobernador moro que pactó con Teodomiro que no hubiera derramamiento de sangre en las tierras oriolanas.

Tras el reconocimiento al Alcaide del Castillo, Antonio Estañ Bonifaz 'Harpo', Ginés Ruiz Crespo, Sonia Soñer Montesinos y José Germán Torres Saldaña 'Charlie' recibieron el de Festeros de Honor. Ellos dieron paso a la mujer que tiene el más grande de los honores este año, Almudena Meseguer Hernández, Dama del Oriol y Armengola 2014 que repasó la historia de su vida, la de una festera que se calzó el traje verde su comparsa rabalochera con dos años y que no solo no se lo ha quitado, sino que se lo ha puesto a su marido y a sus dos luceros, sus hijos Laura y Jesús.

Almudena Meseguer recibió los atributos de Armengola, el toisón y la vara de mando que la acreditan en el cargo, de manos del alcalde, Monserrate Guillén, y el presidente de la Asociación de Fiestas Santas Justa y Rufina, Antonio Manuel García Alcocer. Junto a ella su antecesora, Asun Ruiz, quien aprovechó la tarde para despedirse a través de su perfil de 'Facebook' de un cargo que ha llevado con orgullo y alegría durante todo un año.

Las referencias a las polémicas que han sacudido los albores de la Fiesta del cuarenta aniversario fueron mínimas. Hizo una la Armengola, quien para cerrar las palabras que dedicó al público pidió a los festeros que vivan estos días en paz, «vamos a disfrutar y que nadie ni nadie empañe nuestra alegría». Y también sutil se refirió el alcalde tanto a los nombramientos, -el de Síndico llegó con polémica ya que la oposición lo hizo público antes de lograr un consenso entre todas las fuerzas con representación municipal que finalmente no consiguió- como a la amenaza de suspender las celebraciones por parte de la Asociación si finalmente se concedía, como se concedió, el permiso para instalar barraca a un colectivo ajeno a la institución que desde hace cuarenta años organiza los Moros y Cristianos. El munícipe afirmó que el título de festero «se tiene o no se tiene», y apuntó que «nadie detrás de un despacho lo puede conceder». Al mismo tiempo auguró que quienes han nacido con la Fiesta «no conocerán nunca un Día del Pájaro sin los festeros en la calle» y le dijo al presidente del colectivo festero que le espera junto con Antonio Franco «a las doce de la noche del 16 al 17 de julio «para exponer públicamente nuestra Gloriosa Enseña», el Oriol.