Un cabo de la comparsa Seguidores de Arun y Ruidoms en pleno desfile de la Embajada del Bando Cristiano .

El Boato cristiano más legendario

La comparsa Seguidores de Arun y Ruidoms rinde un homenaje a la figura de La Armengola

Joaquín Andreu Esteban

Sábado, 19 de julio 2014, 00:44

El primero de los desfiles de los Moros y Cristianos de Orihuela, que este año cumplen el cuarenta aniversario de su fundación, sirvió para poner en las calles de la capital de la Vega Baja el Boato Cristiano, que de mano de la comparsa embajadora del 2014, Seguidores de Arun y Ruidoms, escenificó un colorista homenaje a la figura de ambos capitanes cristianos, que tomaron el castillo que se erige sobre el cerro de la ciudad acompañados de La Armengola.

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Antes de la llegada de la Embajada del Bando de la Cruz abrió el desfile La Armengola de este año de tan especial aniversario. Almudena Meseguer, con el Toisón y la vara de mando de la ciudad lució impecable un vestido de tonos carmines y oro, con una sobria capa negra con el escudo de la Asociación bordado en el revés.

Con una puesta en escena sobria al tiempo que espectacular los Seguidores de Arun y Ruidoms no defraudaron a los miles de espectadores que se agolparon durante todo el recorrido, que partió de una calle con nombre cristiano donde las haya, la de Aragón.

Desde allí el Boato que presentó el embajador, Juan Antonio Sánchez, una persona ligada hace hace décadas a la comparsa que le arropó anoche, fue del gusto de los que pudieron ver la escenificación y dramatización de la proeza que realizó hace centurias una mujer, la nodriza Hermenegilada Eugenia, la mujer de Pedro Armengol que con su coraje pudo poner fin al dominio árabe sobre los arrabales oriolanos.

Los Seguidores de Arun y Ruidoms presentaron lo que ellos mismo denominaron un Boato de leyenda y lo consiguieron al recrear la historia de la Uryula de 1242 dominada por el alcaide Benzaddon, un moro que reinaba sobre súbditos árabes, judios y cristianos con dureza y que al otear el avance cristiano desde tierras murcianas decidió hacerse fuerte.

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Así los Seguidores presentaron la epopeya de una nodriza astuta y valiente que tramó un plan para hacerse con la fortaleza de su señor, junto a su esposo Pedro Armengol y los dos capitanes cristianos, Arun y Ruidoms, que dan nombre a la comparsa embajadora de este año. Ambos soldados ataviados con ropajes femeninos entraron al castillo haciéndose pasar por las hijas de La Armengola, degollar al destacamento y abrir paso a las huestes del Infante Alfonso.

El Boato se dividió en tres bloques temáticos que trazaron un repaso a esa historia que enraiza a los oriolanos, mitad legendaria mitad histórica. En el primero de ellos los juglares narraron la epopeya y no faltó en al tramo final un homenaje a La Armengola con una fila de todas aquellas mujeres que a lo largo de los años han encarnado a la heroína oriolana. El Boato Cristiano también se encargó de no olvidar las raíces festeras de Orihuela con otra fila que homenajeó a aquellas comparsas desaparecidas con el paso de los años y dos más una femenina y otra masculina, que contó con participación de representantes de las actuales agrupaciones.

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Asimismo se pudo disfrutar de la escenificación de la conjura de la nodriza con los soldados que la secundaron en su proeza de conquistar la atalaya árabe en una etapa donde las tres culturas hispánicas convivieron, dando a la capital del Segura un enriquecimiento cultural sin precedentes. Las dudas, zozobras e incertidumbres sobre cómo llevar a cabo el asalto fueron el guión presentado por Atanasio Díe, que se encargó con su grupo teatral de dar corporeidad a toda la representación de la comparsa en la conjura tabernaria donde se fraguó la decisión. En el segundo de los bloques del Boato de las tropas cristianas se pudo ver a un ballet de mesoneras que rememoraron el ambiente de ese lugar donde se trazó la conspiración, que dio paso a la escenificación de la Puerta de la Traición, cuando en la madrugada del 16 de julio, los cristianos del Arrabal Roig se dirigieron al castillo para acabar con el yugo árabe sobre sus vidas. Diversas filas masculinas y femeninas de los Seguidores siguieron a la escenificación de la reconquista fraguada con coraje y un espectáculo de lucha de espadas levantó los aplausos de los espectadores antes de poder contemplar el tercero de los bloques, el de la corte del Infante Alfonso.

En él y tras otro ballet que presentó una fuente de aguas azules llegó el momento cumbre, la llegada del Embajador de los Arun y Ruidoms. Un espectacular montaje del patio de un castillo cristiano con sus arcos de medio punto envolviendo a Juan Antonio Sánchez, su mujer y su nieto Ismael Rico, a su vez abanderado infantil, sobre otra carroza que llevaba dos esculturas de hierro como ariete con forma de caballeros cristianos.

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Fue el momento culminante de una noche en la que tanto La Armengola como sus dos valientes acompañanantes, Arun y Ruidoms, atraparon con su leyenda el sentir de la fiesta.

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