La CHS elimina casi un millar de palmeras afectadas por el picudo rojo

La Confederación Hidrográfica del Segura (CHS) ha eliminado 941 palmeras afectadas por la plaga del picudo rojo (Rhynchophorus ferrugineus) a lo largo del cauce del río Segura, entre La Contraparada (Murcia) y la desembocadura en Guardamar.

La actuación comenzó a finales del pasado mes de febrero en el municipio alicantino de Orihuela y se ha ejecutado, en diferentes fases, en ambas márgenes del río y en varios sotos hasta completar los 65 kilómetros de cauce, según un comunicado de la CHS, organismo autónomo dependiente del Ministerio de Agricultura, Alimentación y Medio Ambiente.

La mayor parte de las palmeras afectadas corresponde a la especie Phoenix canariensis, mientras que las que permanecen sanas son, en su mayoría, de la especie Phoenix dactylifera, más resistentes a la plaga.

La CHS plantó unas 4.500 palmeras entre La Contraparada y Guardamar tras las obras de encauzamiento del Segura, a principios de la década de los noventa del siglo XX, de las que se calcula que más de un tercio ha sido ya arrasado por el picudo rojo.

La mayoría de los ejemplares enfermos, 814, está en la provincia de Alicante , mientras que en la Región de Murcia se han eliminado 127.

Por municipios, sobresale Orihuela, con 478 palmeras taladas, más de la mitad del total.

En los términos municipales de Murcia y Orihuela, los ejemplares retirados serán sustituidos por especies de bosque de ribera autóctonas, como el almez, el olmo y el chopo, para mantener el cinturón verde en el entorno del río.

La replantación correrá a cargo de los consistorios, según los acuerdos alcanzados entre éstos y el organismo de cuenca.

Para la eliminación de los ejemplares infectados o muertos se ha recurrido a la misma técnica que se emplea para la protección del palmeral de Elche.

Se trata de un método mecánico basado en el triturado in situ por medio de una máquina dotada de una desbrozadora hidráulica que reduce a pulpa tanto la palmera como los insectos y larvas que pudieran encontrarse en su interior.

Los restos vegetales resultantes, ya sin peligro alguno de provocar infección, se descomponen y reincorporan rápidamente al suelo como materia orgánica.

Este procedimiento se usa profusamente en el campo ilicitano para eliminar los cultivos de palmáceas abandonados, que, según la nota difundida por la CHS, constituyen el principal foco de propagación de la plaga del picudo rojo.