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Fernando Amat
Lunes, 15 de septiembre 2014, 01:01
El Puente de Hierro fue hasta hace poco la primera imagen que quedaba en la retina de los visitantes a Guardamar del Segura. Era habitual ver las extensas colas de coches que esperaban para poder acceder al centro urbano. La transformación de la entrada del municipio dejó escondido uno de los elementos culturales de la localidad, que se quiso convertir en punto de partida para las diferentes rutas de senderismo y cicloturistas que se consolidaron en la anterior legislatura, de la mano del Corredor Verde del Segura.
El municipio costero ofrece al turismo de sol y playa como valor añadido la posibilidad de hacer ocio activo en la naturaleza, aunque esta promoción turística se hace de cara al escaparate porque la trastienda es muy diferente. Suciedad y plantas silvestres campan por estos parajes fluviales donde es difícil no perderse si uno no conoce el entorno.
Y es que esta ciudad costera sufre de manera continuada oleadas de actos vandálicos en los aledaños del Castillo, uno de los monumentos más visitados, y en otras partes del término municipal. No obstante, la ribera del Segura, por donde transcurren la mayoría de rutas que se promocionan en la web 'guardamarturisme.com', ha sufrido numeroso destrozos que no se arreglan desde hace meses. La maleza confunde unos senderos que no se encuentran señalizados en ninguna parte del recorrido. El senderista se debe guiar por su intuición o preguntar a los personas de la localidad para encontrar la salida o la continuidad de los caminos puesto que la única referencia que existe es un mapa dentro de la web de información turística.
Cabe resaltar que de los ocho itinerarios cuatro parten desde el Puente de Hierro, donde no existe ningún tipo de cartelería para el ciclista que quiera aventurarse en la maleza de los arbustos silvestres. Incluso los paneles informativos se encuentran arrancados o totalmente tapados por los carrizales e incluso los indicativos que marcan el camino a la estructura de hierro aparecen a un lado del camino.
Las rutas a pie y en bicicleta fueron uno de los proyectos estrella del anterior gobierno socialista que no se ha tenido en consideración por parte del actual municipal y que ha primado el arreglo del Molino de San Antonio, pero que ha dejado de lado las rutas junto a la naturaleza, en la que durante estos años no se ha invertido dinero ni para acometer diferentes reparaciones de las escasas señales que indican la dirección de las diferentes recorridos. Así el ciclista foráneo queda inmerso en una especie de laberinto entre los márgenes del antiguo cauce y el nuevo ensanchamiento del Segura camino de su desembocadura.
Prueba de ellos es que un vecino de Orihuela se preguntaba «dónde se encontraban las compuertas del Canal de Riegos de Levante». Esta construcción se levantó en la misma época que el Puente de Hierro, bajo el reinado de Alfonso XIII. En definitiva la falta de información que acompaña a los diferentes elementos constructivos que se encuentran en el entorno fluvial impiden que el turista conozca a fondo la historia de la última parte del Segura y su vinculación con Guardamar.
Hasta tal punto llega el abandono de esos supuestos senderos que la maleza oculta por completo el vallado de madera que se colocó hace unos años. Aunque bien es cierto que durante el recorrido gran parte del mantenimiento es competencia de la Confederación Hidrográfica del Segura (CHS) que a fecha de hoy tiene muchos paneles explicativos pendientes de cambiar por otros nuevos. Estos carteles se encuentran difuminados por encontrarse a la intemperie y en otros casos incluso los cañizos tapan por completo las indicaciones dejando a los senderistas y amantes del deporte de las dos ruedas a su albur. El corredor verde solo ha recibido tratamiento en los últimos años pero para la lucha contra el picudo rojo ya que muchos de sus ejemplares están afectados por la plaga, pero en cuanto a los caminos su atractivo como lugar de ocio los euros brillan por su ausencia puesto que también se encuentran abandonados y no reciben el mantenimiento correspondiente por parte del organismo que depende del Ministerio de Medio Ambiente para que vecinos y foráneos puedan disfrutar de un entorno privilegiado.
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