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F. A.
Domingo, 26 de octubre 2014, 00:42
La pinada de origen artificial más longeva de la Vega Baja se encuentra en Guardamar del Segura donde un insecto de la familia del 'tomicus destruens' amenaza su salud. Se trata del 'blastophagus piniperda' que es otro escarabajo que se reproduce dentro del tallo de los pinos y que se detectó hace años por parte de los responsables locales. No obstante existen otras plagas que afectan al medio natural del municipio y a su pulmón verde, como son la procesionaria o el picudo rojo.
Desde la Concejalía de Medio Ambiente exponen que el pinar costero pertenece a la Generalitat Valenciana y que con los medios que disponen no podrían atajar el problema si el primo hermano del barrenillo de los pinos atacase con fuerza este bosque que se levantó para evitar que las dunas enterraran el pueblo. Los técnicos del departamento realizan inspecciones continuas pero «Conselleria es la que debe retirar los ejemplares afectados», explican desde este área. Para más afección, al igual que la sequía influye para que los coleópteros se introduzcan con mayor facilidad en los árboles, la plaga de procesionaria también los debilita. Así, «las fumigaciones no cubren todas las hectáreas y la procesionaria deja algunos árboles muy debilitados para que luego el 'blastophagus' los termine de rematar». Por el momento la cifra de ejemplares que se han visto afectados no es alarmante, pero si el volumen de masa arbórea perdida en las últimas décadas.
En la Concejalía explican que «desde el año ochenta no se lleva a cabo una forestación ambiciosa y cada año se pierde más masa arbórea». Sin ir más lejos en la zona que colinda con Elche ya existen dos hectáreas sin ninguna flora y cada año que pasa se pierden más ejemplares porque algunos agotan su ciclo de vida y otros no resisten a las largas temporadas de sequía. Las campañas que se realizan con los escolares apenas surten efecto porque los pinos que se plantan «se deben regar bastante durante los primeros años porque deben adaptarse al suelo dunar», comentan los técnicos, que añaden que «el Ayuntamiento apenas puede tener capacidad para gestionar todos los arboles de los parques».
Por otra parte la plaga del picudo rojo si que se ha cebado con las palmeras existentes en el hábitat guardamarenco. Muchas plantas de esta especie han caído al suelo por culpa de este insecto que ha anidado en las antiguas palmeras de la pinada.
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