Guillén, ayer de nuevo en el atril de la Sala de Prensa.

Guillén vuelve para culminar un mandato que dice que deja la ciudad «limpia de corrupción»

Aboga por otros cuatro años de gobierno progresista que permitan culminar el trabajo que asegura que se ha iniciado durante su andadura

Pilar M. Maciá

Jueves, 5 de marzo 2015, 01:23

Casi ocho meses después de su última comparecencia en el atril de la Sala de Prensa del Ayuntamiento, Monserrate Guillén volvió a ponerse ante el micrófono, en el foco de las cámaras, para anunciar su vuelta a la Alcaldía tras el infarto que sufrió el 12 de julio pasado. Una vuelta que aprovechó para despedirse de la vida política, algo que hará a principios de junio cuando sea relevado del cargo por el candidato que gane en las urnas su sillón, dado que él no formará parte de ninguna lista tal y como confirmó. Como a Joaquín Sabina, a Guillén le sobraron los motivos para anunciar un adiós que no maquilló un hasta luego, pero afirmó que Orihuela necesita otros cuatro años de gobierno progresista que permitan continuar el trabajo iniciado por el que él ha dirigido en minoría desde apenas seis meses después de iniciarse el mandato.

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Aseguró que quedan muchas cosas por hacer, admitió que ha habido errores pero se mostró satisfecho por dejar «una Orihuela limpia de corrupción en la institución local», tras lo que confesó que ha asistido «no sin cierta satisfacción a la expulsión de presuntos corruptos, de imputados, del Partido Popular», y abogó porque esta formación presente un nuevo equipo «limpio de sospecha», cosa que dijo que ha sido su objetivo no solo en estos cuatro años sino en los anteriores en los que fue concejal en la oposición.

«Vuelvo porque creo que era mi obligación, y vuelvo porque quiero concluir algunos asuntos importantes a los que he dedicado mucho tiempo». Entre ellos destacó el asegurarse «que nunca podamos contar con un vertedero sospechoso de irregularidades» o lograr la retirada de los residuos enterrados en fincas de La Murada. Muchos retos y poco tiempo, aseguró. Monserrate Guillén admitió los fallos y comprendió incluso que algunos de los que depositaron su confianza en el gobierno primero tripartito y ahora bipartito se sientan defraudados por la falta de actuación, pero indicó que no ha sido por falta de voluntad sino «por una situación municipal más lamentable de la que imaginábamos». Entonó el 'mea culpa' el alcalde «accidentado», como lo bautizó el dibujante Alfonso Ortuño, por no haber podido realizar las inversiones previstas en la ciudad, las pedanías ni la costa, pero culpó a las filas de la oposición y más en concreto a las populares de no haber permitido una modificación presupuestaria que incrementara el gasto social del Consistorio.

No se olvidó de agradecer el trabajo del alcalde accidental, Antonio Zapata, y de Manuel Gallud a la hora de asumir las competencias de Aseo Urbano y Seguridad que seguirá ostentando al menos de momento. Y no lo hizo como tampoco olvidó a Pedro Mancebo y a un grupo de Centro Liberal Renovador «descompuesto y que no supo superar que les ganasen la partida. Eché a Mancebo porque era otro político que quería gobernar a costa del sucio negocio de la basura», y argumentó que a Pablo Vidal y Asunción Mayoral, ninguno de los dos ya en el Consistorio su gestión en la municipalización del servicio «les costó el puesto». Guillén reiteró la honradez de su equipo y contestó con un no rotundo a la pregunta de si cree que lo podrían imputar por su gestión.

El alcalde volvió así a la vida política de forma momentánea con una situación difícil. Su última comparecencia fue para denunciar la supresión del servicio de Correos en la Costa que ha seguido adelante, a ahora entre otras cosas tendrá que afrontar el impago del mismo servicio, en este caso por parte del Consistorio, entre otras muchas cosas.

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