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La imagen del Cristo de Zalamea antes de su salida del Monasterio de San Juan para la procesión de anoche de Orihuela.
Penitencia y respeto en la noche

Penitencia y respeto en la noche

Los Azotes y la Hermandad del Cristo de Zalamea cierran en Orihuela las procesiones del domingo. La primera reforzó la música en su discurrir por las calles y la segunda dota de nueva candelería el trono de la Virgen del Consuelo, que cuenta con nueva marcha procesional

Joaquín Andreu Esteban

Lunes, 30 de marzo 2015, 01:02

Penitencia y respeto hacia las imágenes que portan sus nazarenos son los sinónimos con los que se puede definir a la perfección la noche del Domingo de Ramos en Orihuela. Lo aportan la Cofradía del Santísimo Cristo de La Flagelación, conocida como Los Azotes y la Hermandad del Santísimo Cristo de Zalamea en lo que supone el broche riguroso a la primera de las jornadas de las procesiones de la capital de la Vega Baja.

  • La Samaritana.

  • Desde el Museo de la Semana Santa en la iglesia de La Merced saldrá por las calles a partir de las diez de la noche la Cofradía de La Samaritana, con su imagen titular y la Conversión de María Magdalena.

  • El Prendimiento.

  • La Hermandad de El Prendimiento sacará sus pasos de La Oración en el Huerto, El Prendimiento y La Negación de San Pedro. Sale a continuación de La Samaritana.

La primera hizo su recorrido desde el Museo de la Semana Santa y este año ha querido potenciar el aspecto sonoro en su discurrir por las calles ya que la música está desde hace mucho presente en esta cofradía. Suelen contar con una de las mejores bandas de cornetas y tambores de la comarca como es La Flagelación de Guardamar, y ayer los componentes de esta numerosa agrupación musical volvieron a deleitar a los numerosos espectadores que salpicaron el itinerario. La música, el sonido y los sones de la marcha homónima de la cofradía, compuesta por Ángel Lasheras es una de las piezas más logradas para arropar a las tallas de Los Azotes.

Sus nazarenos, con su habitual túnica y capirote rojo y resguardados del fresco nocturno por sus capas moradas, salieron para cumplir su penitencia y dar soporte a las tallas que Galarza labró en 1945 en el caso de la imagen que da nombre a la cofradía, y también a La Coronación de Espinas, obra de Manuel Ribera Girona. Pero desde el año pasado que cumplieron setenta de presencia en los desfiles pasionales e incorporaron un nuevo tercio de tambores el impulso musical sigue en aumento. Esta vez con más bandas además de la guardamarenca puesto que también han contado con la Banda de Cornetas y Tambores Auxilium, del Oratorio Festivo, y para la procesión de Viernes Santo se incrementa con otra más, la de la Asociación Cultural Amigos de la Música y la Danza de Orihuela (Acamdo).

Pero los cofrades de Los Azotes no son los únicos que ponen el colofón a una intensa jornada dominical puesto que por detrás siempre llevan a la Hermandad del Santísimo Cristo de Zalamea y María Santísima del Consuelo con sus nazarenos ataviados de blanco y negro. Es acaso la más sobria, junto con las procesiones de la noche de Jueves Santo, de todas las que enriquecen los desfiles pasionales oriolanos. Para esta edición han estrenado también una nueva marcha en honor de la Virgen del Consuelo compuesta por Antonio Bailén Sarabia y contaron de nuevo con la banda Los Ideales para darle el abrigo musical a la imagen del siglo XVIII que se atribuye al imaginero Roque López.

De igual manera otra de las novedades de la hermandad que preside Paulina Soler es que al trono de la virgen se le ha incorporado una nueva candelería para que luzca con mayor plenitud, una aportación realizada por la que este año es su Hermana de Honor, Conchita Giménez.

Como es tradicional la imagen del Zalamea salió desde su emplazamiento habitual en su sede titular, el Monasterio de San Juan, en una cita que cada vez reúne a más personas en torno a la puerta para ver la impresionante talla del Cristo atribuido a Nicolás de Bussy. Su discurrir en silencio en el primer tramo es uno de los momentos más majestuosos del colofón al Domingo de Ramos ya que tanto sus portadores como la talla comienzan la estación de penitencia por los angostos callejones como Tintoreros. De este emboca en el Paseo Calvo Sotelo para incorporarse al cortejo justo cuando los últimos nazarenos de Los Azotes han salido del museo. Humo de velones, el sonido metálico de los soportes de la cruz y el redoble de tambores son los compañeros singulares de la imagen hasta su llegada al Santuario de Monserrate, un remate sobrio para una noche de penitencia y respeto sin igual.

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