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Pilar M. Maciá
Lunes, 6 de abril 2015, 00:43
En apenas unos minutos el luto del Santo Entierro dio paso al volteo de campanas que manifestó la alegría de los cristianos ante la Resurrección de Jesús. Ya de madrugada la Hermandad de la Resurrección, con sus integrantes vestidos totalmente de blanco y alumbrados por cirios del mismo color inmaculado iniciaron su procesión desde el templo de las Santas Justa y Rufina donde su hermano mayor, el padre José Luis Satorre, ofició la Vigilia Pascual que contó con la participación del Coro de la Resurrección. El toque de tambor de los nazarenos de La Convocatoria abrió el desfile. También para ellos era el último del año y por eso en la Plaza Nueva tocaron por última vez esta Semana Santa las gemelas instaladas bajo el carro que llama a la ciudad a cada una de las procesiones cada año así como sus clarines.
Los tambores aún fúnebres de La Convocatoria dejaron pronto el paso abierto a sones más alegres como los de la marcha 'Triunfal' que acompañó desde su salida a la imagen de La Dolorosa, talla de Francisco Salzillo con corona de Rubira (siglo XVIII). Las costaleras la llevaron por el Puente de Poniente sobre las andas de madera tallada por Jesús Esquer y doradas por Francisco Peñalver, y con paso firme la dirigieron hasta una de las esquinas de la Plaza Nueva, donde aguardaron con paciencia a que llegara el protagonista de la noche, el Salvador Resucitado realizado por un autor desconocido entre los siglos XVI y XVII y que es la talla más antigua de las que atesora la Semana Santa oriolana. José Luis Satorre, con el Cirio Pascual entre las manos, siguió al trono del Ángel con el sepulcro que es guía de la hermandad y todos ocuparon sus puestos para presenciar el esperado encuentro tras el que llovieron las aleluyas de los balcones más cercanos de la céntrica plaza oriolana. Junto al hermano mayor hubo una representación de hermanos honorarios y de distintas cofradías y entidades cristianas que se unieron de esta forma al cortejo.
Decenas de personas aguardaron a este momento para prácticamente cerrar la Semana Santa a falta de la tamborada de ayer mañana que, como siempre, protagonizaron los niños. Al producirse el encuentro una paloma voló desde el centro de la plaza y se proclamó el Pregón Pascual a cargo de José María Pérez Basanta, profesor del Instituto de Ciencias Religiosas San Pablo y miembro de la hermandad. Con los dos tronos principales de la procesión enfrentados, costaleros y costaleras acunaron a La Dolorosa y al Salvador mientras se pronunció ese pregón para bajar la virgen al culminarlo para ayudar a la niña que retiró el puñal del pecho de la madre a la que con ese gesto se despojó del dolor al ver resucitado a su hijo.
El cortejo volvió a formarse para regresar a su sede tal y como había salido para aguardar hasta hoy a mediodía cuando el traslado de sus imágenes a los templos donde permanecen durante todo el año culminara los actos de la Semana Santa 2015.
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