Prehistoria bajo la sierra

La cuarta temporada de excavaciones arqueológicas ha tocado su fin esta semana en la Ladera del Castillo de Callosa de Segura. La recuperación de datos y enseres del yacimiento argárico más importante de la Vega Baja ha nutrido de fondos al museo arqueológico municipal, donde se relata la vida de esta cultura prehistórica. Al mismo tiempo el Museo Arqueológico Provincial (Marq) ha añadido a sus fondos bibliográficos la importancia de este asentamiento de hace 4.000 años gracias a la inversión de la Diputación Provincial.

La ciudad ha sido fechada mediante la técnica del Carbono 14 en los albores de la Edad del Bronce (2.300 antes de Cristo) permite a pensar que la cultura argárica disponía de una estrategia defensiva muy avanzada porque siglos después los musulmanes se instalaron en la misma atalaya con un campamento militar. Desde este pequeño balcón de la comarca se otea la última parte del río Segura y la entrada natural desde el mar hacia Orihuela y Murcia.

La excavación comenzó a gestarse a principios de siglo XX y se paralizó en 1925 al pensarse que se trataba de un simple cementerio por los enterramientos que hacían los argáricos dentro de sus viviendas. No obstante las catas realizadas hace cuatro años descubrieron que en realidad se trataba de una inmensa población en la que se calcula que residieron 1.000 personas, una verdadera ciudad en aquellos tiempos en el triángulo formado por Almería, Murcia y sur de Alicante. Sin duda la capital de las demás poblaciones durante la mayoría de la etapa conocida como Edad del Bronce, ya que estos restos se remontan al final del periodo de la Edad del Cobre. Mucho antes de los encontrados en los cerros de Rojales y de San Isidro.

La sierra callosina significaba un punto vital estratégico, militar y defensivo y de ello dieron buena cuenta los árabes, que se refundaron en el Siglo IX Qalyusa en la primera época de la conquista islámica y que significó un enclave defensivo durante dos siglos hasta 1243.

El asentamiento prehistórico ahora se puede cifrar en dos hectáreas de extensión con torres defensivas que servían para vigilar los movimientos de ejércitos, agricultores y demás personas desde Benejúzar hasta Guardamar. El director de las excavaciones, Juan Antonio López, explicó que «el cabezo Soler, el Cabezo del Molino y cabezo Pardo también hay restos de la Cultura de El Argar».

El objetivo de las diferentes campañas de trabajo de campo se basa en conocer las secuencias de ocupación, las capas y sus épocas, puesto que «no conocíamos las fechas exactas». Con diferentes pruebas de investigación, incluidas dotaciones de radiocarbono, se ha fechado el yacimiento a principios del 2.300 a. de C., adelantado el momento de la colonización un par de siglos. Al igual se ha averiguado que se dejó de habitarlo sobre el 1.500 a. de C,. por tanto se trata de una colonia que estuvo desde la primera etapa de la Cultura del Argar.

López Padilla apuntó que la idea una vez se finalicen los trabajos es publicar un libro con la memoria de todo lo que se ha encontrado. Como mayor relevancia se halló la figura de un toro de terracota, que supone uno de los objetos más importantes de la Edad del Bronce en nuestra provincia. Esta pequeña representación recibe en la entrada al visitante del museo local Antonio Ballester y Ruiz. En este espacio se ha conjugado los restos de la cultura preibérica y una manera de mostrar al visitante el nacimiento de Callosa desde sus albores de una manera pedagógica.

En cualquier caso, la investigación ha determinado con pruebas la gran envergadura de las construcciones con casas en barrancos muy pronunciados. Para ello «las torres servían de contrapunto para que las casas no se fueran hacía abajo». Desde esta perspectiva se puede observar todo el barrio del Salitre callosino donde el propio directo de excavaciones comenta que «han pasados 4.000 años y las construcciones se realizan casi con la misma técnica».