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27 AL SUR

Cien días de realidad

El autor reclama que los alcaldes de la comarca aborden cuanto antes los problemas comunes que afectan a todos los municipios

FRANCISCO CULIÁÑEZ

Domingo, 27 de septiembre 2015, 10:41

Desde que el presidente norteamericano Roosevelt, en su afán de comunicar que las cosas habían cambiado gracias a él, acuñó el término de los cien días, es uso y costumbre dar este plazo de gracia a los nuevos políticos para que inicien su gestión sin demasiadas críticas, entendiendo que están poniéndose al corriente de la situación y aplicando sus primeras medidas de gobierno. Aunque, personalmente, tengo la sensación de que esta redonda cifra sirve para, mediante la consabida Rueda de Prensa, echar la culpa de todo a los anteriores responsables y justificar la ausencia de hechos con la ineptitud de los que precedieron en el cargo. Todo ello, claro está, si ha habido cambio en las siglas que sustentan los cargos electos.

Creo que lo que le gustaría a los ciudadanos está más bien relacionado con el futuro que con lo ya vivido, eso de la 'herencia recibida' suena a la justificación de incapacidades y, con eso, no se construye nada positivo. Ya acomodados en el sillón y transcurrido, digámoslo así, el plazo de gracia, lo que toca es hacer notar que ese cambio otorgado por las urnas, o por uniones legitimas de gobierno, es eficaz con respecto al resultado que los ciudadanos deben notar en su calidad de vida. Ciudades más limpias, mayor seguridad, facilidades para crear empleo y sensibilidad social se me ocurren como alguno ejemplos de acciones que sí ha dado tiempo a poner en marcha.

Esa sensación que solemos tener de gran distancia entre lo que se dice y lo que realmente se hace, está más que obsoleta en una sociedad que, gracias a las ventajas otorgadas por la tecnología, se ha acostumbrado a la inmediatez.

Es verdad que la burocracia obstaculiza la toma de decisiones, muchas veces las competencias de las diferentes administraciones o el papeleo eternizan la puesta en marcha de proyectos interesantes y útiles, pero hay que acostumbrarse a fijar tiempos y a comprometer a las partes implicadas en ello, informando al ciudadano del cuándo se producirá el hecho que se anuncia. El «estamos trabajando en ello» necesita fecha, hay que ser mucho más concreto para devolver credibilidad a las palabras que pronuncian los políticos. Mucho más cuando se trata de ayuntamientos, esa cercanía perdida hay que recuperarla con cumplimiento de plazos e información de los procesos.

Recuperar la confianza en las instituciones depende de esas personas que ejercerán durante los próximos cuatro años, por tanto es imprescindible que esa tan pretendida honradez se traduzca en hechos anunciados y cumplidos en el plazo dado.

No me voy a perder ahora en tantas y tantas cosas prometidas y no cumplidas, algunas desde hace décadas, pero sí voy a hacer hincapié en lo necesario que es trabajar más allá del linde municipal. Trascurridos ya estos cien días de realidad, toca que los alcaldes de estos 27 al sur hablen, se comuniquen y compartan inquietudes comunes a todos.

Vertebración, transporte, seguridad, servicios y un largo etcétera componen una agenda de trabajo que no puede contemplarse en singular, ser comarca es una oportunidad para mejorar todos y el que coja esa antorcha, estoy convencido de ello, conseguirá muchos amigos en el camino y un liderazgo, cuanto más compartido mejor, que necesitamos urgentemente.

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