Mercadillo solidario

Todos conocéis el relato de las huellas en la arena. Os hago memoria y os lo cuento. «Una noche soñé que iba andando por la playa con Dios. Y que se proyectaban en el cielo muchas escenas de mi vida. En cada cuadro veía huellas de pisadas en la arena. A veces las de dos personas y otras sólo las de una. Observé que durante los periodos más difíciles de mi existencia se veían las huellas de una sola persona. Y dije: Me prometiste, Señor, que siempre caminarías a mi lado. ¿Por qué cuando más te necesité no estabas conmigo? El respondió: Cuando viste las huellas de una sola persona, hijo mío, fue cuando tuve que llevarte en brazos. Esas huellas no eran las tuyas, sino las mías».

Durante este fin de semana, los catequistas han montado en el claustro del Monasterio de Las Salesas un mercadillo solidario como una de las actividades de la Catequesis parroquial, no con el simple objetivo de sacar fondos, sino con la misión de catequizarnos a todos con el testimonio de unas personas que día a día intentan construir un mundo mejor, aunque sea en un pequeño rincón. Porque saben y sabemos que Dios es Dios saliendo, viniendo al encuentro del hombre, bajando a la realidad de cada día. Dios es Dios haciéndose uno de nosotros. El que se ama, siempre se abaja y ejerce la misericordia sin presumir.

Este mercadillo ha sido un gesto sencillo y ha salido al encuentro de todos aquellos que lo han visitado. El encuentro con el ángel de Dios empuja a María de Nazaret a salir, a ponerse en camino, a subir a la montaña para ayudar a su prima Isabel. También Isabel sale al encuentro de María.

Estamos a las vísperas del gran gesto de Dios, «estamos a nada de serlo todo», como decía una pancarta en tiempos recientes. Belén en salida, iglesia en salida, nos recuerda el Papa Francisco. Navidades en salida y como pancarta la misericordia de Dios expresada en ese pesebre. ¡Qué gesto! Gracias catequistas por vuestro trabajo catequético. Un abrazo.