Urgente El Euromillones de este viernes deja un nuevo millonario en España

En pleno periodo electoral, tras el que estamos ahora en propósitos navideños de reconciliación, consenso, pacto, armonía y ya se verá, ha habido que ponerse con el Pleno ordinario de diciembre en Orihuela. Un Pleno adelantado a su fecha, porque tocaba en Nochevieja. Y visto lo visto y lo que nos gusta la charla a los concejales oriolanos, habríamos terminado el año seguro tomando las uvas y hasta el resopón en el salón de Plenos consistorial.

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Posiblemente por eso tuvimos un Pleno de poca trascendencia política, con hasta tres acuerdos protocolarios (Bernardo Ruiz, hijo predilecto; medalla de plata a Los Armaos; felicitaciones al Hospital Vega Baja y al Colegio de Abogados de Orihuela, por sus 25 y 175 años de existencia, respectivamente), y el inicio de una reforma del reglamento del Pleno para abrir sus sesiones al público y darle intervención al ciudadano en el mismo, como preludio de la participación ciudadana respecto de las que algunos, al menos, ya hemos hecho los deberes.

Un par de cosas más y en dos horas (récord que perdurará mucho tiempo) nos ventilamos una sesión edulcorada con la galletita navideña que nos regaló el grupo socialista (gracias, Carmen Gutiérrez), pero con la que casi nos atragantamos por un inesperado «usted no me dice a mí ...» Entre el alcalde Bascuñana y el portavoz socialista Víctor Ruiz. Escena total de cuñados en la cena de Nochebuena...

Tan rapidito y aseado anduvo el Pleno que le dio tiempo a uno a ensimismarse incluso con la posible traducción de los resultados electorales al Consistorio. Ya saben, eso de ... ¿Y cómo quedaría esto si hubieran sido unas elecciones locales?

Y la respuesta sería, por un lado, doce concejales del PP que gobernaría con uno más aunque en la misma minoría que ahora. Un PP con unos casi 4.000 votos más que en las últimas locales de mayo, pero que pierde más de 7.000 respecto de las generales del 2011. Posible conclusión: a Emilio Bascuñana lo quiere como alcalde mucha gente en Orihuela, cierto, pero menos de los que quieren como presidente a Rajoy, y en el peor momento de éste, porque ahora no se votaba a nadie del PP local para mandarlo al Congreso, salvo que alguien creyera de verdad poder repetir el resultado de 2011 y lograr el octavo escaño por Alicante para la edil oriolana Sabina Galindo.

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Por otro lado tendríamos un PSOE irreconocible, con sólo cinco concejales, los de sus peores momentos, tres menos que ahora, y con casi 1.500 votos de pérdida en el saldo respecto a las locales de mayo y casi 1.000 votos menos respecto a las generales del 2011. Conclusión plausible: lo de las locales hace unos meses pudo ser el sueño de una noche de verano de Carolina Gracia, porque la quieren en su pueblo más o menos como a Antonia Moreno en 2011, pero sin poder mantener la fidelidad de un electorado que no le vota a Moreno ni para que se vaya a Madrid. Oiga, que al cuarto escaño del PSOE sí aspiraban con criterio unos socialistas que han puesto President en la Generalitat, ¿no?

En tercer lugar habría cuatro concejales de..., bueno, no. No los habría. Porque Cambiemos, que es la plataforma de IU y Los Verdes (y alguien más), no estaría. No estarían ni Karlos Bernabé ni Marta Guillén, porque con menos de 700 votos IU-Unidad Popular habría vuelto a esos menos del millar de votos de la izquierda de siempre a la izquierda del PSOE en Orihuela. Es cierto que en la sede de Cambiemos colgaban carteles de Podemos-Compromís, pero, que se sepa, nunca han ido juntos, ni antes ni ahora... Conclusión a aventurar: en los próximos meses va a estar curioso, cuando menos, esto del eterno conflicto de una izquierda municipal sin calle y una calle de izquierdas extramunicipal. O lo que sea que pueda ser.

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Y por último estaba el grupo de un servidor, Ciudadanos por más señas, algo confundido por eso de perder frente a los sondeos, cierto es, pero con la tranquilidad de ganar respecto a la realidad, o lo que es lo mismo: subiendo en Orihuela más de 1.600 votos respecto a las locales y casi 1.000 respecto a las autonómicas. Antes no estábamos. Y quien siga empeñado en que sí, pues nada, a mirar números, que ahí seguimos. Conclusión indiscutible: En Orihuela quieren más a Punset y a Rivera que a un servidor. Pero esto ya lo tenía yo más que asumido. Y, hombre, igual alguien sí creyó que votando a Ciudadanos me mandaba para Madrid. Para bien o para mal.

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