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Pilar M. Maciá
Domingo, 10 de enero 2016, 01:53
Diez años de investigación sobre la tradición de los auroros en la Vega Baja quedaron reflejados ayer en la defensa de la tesis doctoral realizada por Lucía Marina Quinto Rubio en la sede histórica de la Universidad de Alicante, el Colegio Santo Domingo, y que también fue el escenario donde se fundó, en el siglo XVII, el movimiento auroro de la mano de los dominicos. La ya doctora resaltó la importancia y el agradecimiento por poder presentar su trabajo en ese escenario, así como el realizarlo un sábado, día que la Iglesia dedica a la Virgen María a la que en todas sus advocaciones, pero en especial la del Rosario, cantan los auroros. Quinto inició así su exposición, en la que tuvo un recuerdo para el compositor albaterense Manuel Berná así como a los grupos que atesoran este canto que pasa de boca en boca, de generación en generación, por todos los rincones de la Vega Baja. La intención era que la tesis diera una visión lo más científica posible de una tradición oral, es decir, un patrimonio inmaterial incluido por la Unesco hace unos años entre los que deben protegerse.
Marina Quinto explicó la metodología seguida, precisamente la dictada por la Unesco en el 2006, dio cuenta de forma muy resumida de su trabajo, iniciado en el 2006, y culminó la exposición con las conclusiones y aportaciones encaminadas, sobre todo, a garantizar el futuro de los grupos de auroros, entre las cuales podría estar la declaración de este canto como patrimonio inmaterial de la humanidad, la misma catalogación que tiene el Misteri d'Elx. Así, analizó el movimiento auroro desde sus orígenes a la actualidad y la devoción al Santo Rosario a través de los cantos y rituales puestos en marcha por las cofradías que los iniciaron en el siglo XVII y que los desarrollaron en las dos centurias siguientes.
Lo que pretendió fue establecer a estos grupos en el territorio de la Vega Baja como un referente patrimonial e identitario no solo a nivel religioso sino también cultural de la sociedad, y Quinto indicó que le movió a realizar el trabajo el deseo de ofrecer «una respuesta lo más científica posible a un fenómeno social y patrimonial» al margen del conocimiento de los cantos auroros. La ayer aspirante a doctora por la Universidad de Alicante es licenciada en Antropología por la Universidad Miguel Hernández y ha cursado estudios de piano además de formarse en la Universidad Católica San vicente Ferrer para entender más los cantos, combinando, como afirmó al término de la exposición el director de la tesis, Gregorio Canales, «su bagaje en la música, la antropología y la teología» algo que dijo que quedó patente en la defensa realizada.
El rector honorario de la Universidad de Alicante, Antonio Gil Olcina, fue el encargado de presidir el jurado que lo completaron una experta en patrimonio y otra en estrategias políticas de desarrollo local. Los asistentes a la lectura, entre los que estaban los responsables y representantes de distintas agrupaciones auroras de la Vega Baja, recibieron al terminar un facsímil de los Estatutos de la Hermandad de Nuestra Señora de la Aurora de Albatera, aprobados en 1767. Con ello la Cátedra Arzobispo Loazes pretendió la difusión del rico patrimonio documental de la comarca y su director, Gregorio Canales, esperó enriquecerlo con la publicación en un libro del trabajo de Lucía Marina Quinto Rubio, como ya se ha hecho con otra de las tesis relacionadas con las tradiciones musicales presentadas en la Sala Villanueva de Santo Domingo como fue la del Canto de la Pasión, obra de PIlar Fabregat.
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