Un afortunado gana el bote de 1.214.432,18 euros en la Bonoloto de este miércoles en un municipio de 10.000 habitantes

El principal problema del Ayuntamiento de Orihuela no es político. No es el color o la ideología de quien gobierna. No es ni siquiera el tipo de gestión de los servicios públicos locales, si son de gestión directa o indirecta. El problema de este Ayuntamiento es la parálisis administrativa que sufre, el amontonamiento de expedientes sin tramitar en una mesa de la casa consistorial, la del interventor, que este mismo funcionario cifraba nada menos que en más de quinientos hace sólo unos días.

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El problema del Ayuntamiento de Orihuela es que entre esos expedientes pendientes de seguir su trámite a partir de una firma del interventor municipal está el de la liquidación del presupuesto del año pasado, algo que tenía un límite legal hasta el último 1 de marzo; o el del proyecto de presupuesto para este mismo año 2016, que nos está haciendo malfuncionar con menos dinero para gasto público del que podríamos estar utilizando.

El problema de nuestro Ayuntamiento no es el dinero porque lo hay. Ni siquiera es ya a estas alturas cómo se gestiona, porque el verdadero problema es que no se está gestionando. Orihuela es un municipio hoy que está pendiente de recibir fondos de la Generalitat Valenciana que en otros ejercicios, por estas fechas, ya había recibido, pero que también ha perdido economías tales como poder aplazar en diez años la devolución de la liquidación de las aportaciones del Estado del año 2013, que nos habría supuesto poder pagar 84.500 euros al año y no, como ahora, 845.000 en un solo año. Y esto último por el retraso en pagar a nuestros proveedores, que se eleva en el mes de marzo pasado a 130 días, cuando debiera estar en sesenta.

Pero el problema del Ayuntamiento de Orihuela no es que no pague lo que debe porque tenga problemas de tesorería, es decir, que le falte liquidez, porque en la cuenta del banco tenía Orihuela, el 31 de diciembre del 2015, a fin del ejercicio pasado, más de 12,4 millones de euros. En billetes, contantes y sonantes. Dinero que debería estar en las cuentas de empresas, autónomos, asociaciones, etcétera, que prestan servicio a todos los oriolanos a través del Ayuntamiento o que realizan labores que han de ser subvencionadas o complementadas con dinero público. A la misma fecha del 2014 ese saldo era de 5,1 millones de euros, mientras que el último día del ejercicio del 2013 el dinero en cuenta sumaba 3,4 millones de euros.

Y esa es la pregunta: ¿por qué está el dinero público que gestiona el Ayuntamiento de Orihuela en su cuenta, inmovilizado, inútil para sus fines, en lugar de haber sido entregado ya a quien debe recibirlo?

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La respuesta la da un interventor al que se le pide un informe sobre una propuesta para descargar su mesa de trabajo y dice, varios días después, que el nivel de trabajo que tiene es tal que está estresado, que su salud se resiente por ello, que no puede más y que se va a su casa de baja. Y los expedientes, más de quinientos, obviamente, se quedan en su mesa. Y subiendo.

En el tiempo que el interventor redactó esa respuesta pudo perfectamente informar la propuesta de sustituir la fiscalización plena que actualmente ha de llevar a cabo de todos los actos de contenido económico por otro sistema, legalmente regulado, de fiscalización limitada previa, es decir, que le permite hacer cuantas observaciones estime oportunas a esos actos, pero sin paralizarlos en su tramitación, sin perjuicio de que, cuando quiera y como quiera, pueda fiscalizar plenamente todo lo que crea que debe fiscalizar, que es su obligación y competencia. Pero el interventor prefirió no hacer ese informe, sino seguir quejándose ante la solución que se le proponía y que, no lo duden, ha pedido en más de una ocasión y no sólo al gobierno actual.

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Yo también creo, como el interventor de Orihuela expresa en sus 'tuits' de vez en cuando, que al Partido Popular habría posiblemente que ilegalizarlo como organización criminal si se demuestra que se ha lucrado como tal con tanto dinero corrupto durante estos últimos años. Pero no veo que la patada que haya que darle al Partido Popular se la merezcan en su trasero los oriolanos o quienes deben recibir, por una causa u otra, dinero del Ayuntamiento de Orihuela. Hoy por hoy, para ser interventor hay que estudiar mucho y aprobar una dura oposición, mientras que para ser gestor político basta con presentarse a unas elecciones. Eso sí, al menos hay que presentarse.

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