Los agricultores tradicionales designan a Francisco Simón como nuevo juez de Aguas

El Juzgado Privativo de Aguas tiene desde ayer nuevos responsables para fijar las directrices de los agricultores del riego tradicional adscritos a una institución con 741 años de trayectoria a sus espaldas.

Los síndicos y electos estaban citados en la sede a las diez de la mañana para, en elección secreta, optar por cuatro candidatos para encabezarla. Así designaron a Francisco Simón como nuevo juez de Aguas en sustitución de Manuel Larrosa, que presentó hace dos meses su renuncia al cargo por motivos personales. Asimismo los agricultores con derecho a voto decidieron que el profesor emérito de la Universidad Miguel Hernández en la Epso de Desamparados, Joaquín Parra, sea quien ocupe el cargo de Síndico General, esto es, el responsable de coordinar a estos al frente de las 18 acequias mayores en las que se compone la distribución interna del Juzgado Privativo.

El juez saliente destacó el consenso en torno a los dos candidatos que tomarán posesión oficial mañana, al lograr 68 votos a favor y solo tres en contra con dos sufragios nulos. Larrosa argumentó que fue por la trayectoria de ambos en el órgano de los regantes y en su despedida dijo que «he contado con el apoyo de todos» en sus escasos quince meses de mandato. Simón es un oriolano de 65 años, en concreto del Camino Viejo de Callosa, con dos décadas de pertenencia al juzgado, los últimos como electo, y gestiona más de doscientas tahúllas. Una de las premisas que destacó y con las que quiere empezar un mandato de cuatro años es que «es necesaria la unidad de los regantes para reclamar el agua que nos hace falta. Es la base de este juzgado, tener el agua que nos toca y que esta sea de buena calidad». Al mismo tiempo dijo que «pelearé por sus derechos y es lo mismo que hemos hecho hasta ahora, además de que se distribuya de forma justa». No eludió el nuevo juez hablar de la cesión de caudales al Trasvase y en este ámbito opinó que «estamos en contra los regadíos tradicionales. No estamos de acuerdo y esperemos que si algún día nos hace falta a nosotros pues pase de igual forma». En esta tónica defendió que su postura «es que el agua del Segura no se vaya al Trasvase. Ellos tienen sus regadíos y si estuvieran los pantanos llenos se podría repartir pero darle una botella medio vacía al vecino no tiene sentido». El nuevo juez de Aguas echó en cara que «solo se habla de agua cuando llegan las elecciones porque los políticos solo se acuerdan de nosotros cuando hay que votar». Respecto a la desalinización destacó que «es un agua con la que no se puede regar, por el precio y la calidad. Es un cáncer para los agricultores».

Por su parte Joaquín Parra lleva años vinculado al Juzgado de Aguas, desde los sesenta como experto en materias agrícolas y seis como miembro de pleno derecho. Se encargará de coordinar a los síndicos de las acequias en un trabajo «con espíritu de servicio en el que lo importante es que todos tengamos claro que nuestras tierras valdrán si tienen agua, porque de lo contrario no sirven para nada». Asimismo destacó que «hemos pasado unos años duros, malos, de agua salada, aunque parecen que las cosas han cambiado algo. Ahora estamos contentos pero preocupados por cómo afrontar nuevas cuestiones que son importantes para los regantes». De igual modo dijo que aportará su experiencia como profesional del sector del campo y después como profesor en la politécnica.