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Pilar M. Maciá
Miércoles, 15 de junio 2016, 01:54
El AVE, en lo que a alta velocidad se refiere, no levanta el vuelo en Orihuela. Hace meses que las obras apenas avanzan y si lo hacen es a paso lento, y desde hace varios días prácticamente no hay operarios en una de las zonas más visibles y transitadas como es la rotonda que debe dar acceso y salida por la CV-95 tanto hacia el centro urbano de la ciudad por calles como Duque de Tamames, Obispo Rocamora y Marqués de Molins como conectar con la ronda de Orihuela y a través de ella llegar a la autovía A-7. Este bloqueo provoca problemas de tráfico tanto en esta zona como en las colindantes que llevan hasta las carretera de Hurchillo y Bigastro, y hastían a unos vecinos que ni ven a gente trabajar ni tampoco una solución de urbanización al entorno de sus viviendas.
De dos administraciones, la autonómica y la nacional, depende acabar con esta situación generada sobre todo por la falta de resolución a los problemas de seguridad existentes en la zona de la pasarela peatonal que conecta la zona de Correntías con el casco urbano de Orihuela. De la Generalitat Valenciana es competencia la CV-95 y el tráfico que pasa por ella. De hecho para culminar la obra y posibilitar la apertura de la rotonda que distribuirá el tráfico hacia las distintas zonas apenas falta poner el asfalto en los carriles de acceso desde Marqués de Molins. El alcalde, Emilio Bascuñana, afirma que en el Ayuntamiento están encima a la espera de conocer qué decisión se adopta, aunque admite que el trabajo allí prácticamente se ha parado «a la espera de resolver el tema de la seguridad de la pasarela», indica Bascuñana.
El alcalde indica que hay dos problemas principales. El primero es saber cómo se piensa finalizar el muro que hace de pantalla, puesto que en la zona de la pasarela, desde donde también saldrá tráfico a la CV-95, acaba en una esquina que supone un peligro. Para el regidor la solución sería eliminar con un chaflán esa zona peligrosa en caso de que haya una salida de vía que pueda tener consecuencias graves en caso de golpe contra el muro. El segundo de los problemas es un poste que queda también debajo de la pasarela y que también puede complicar a los vehículos que circulen por allí, en tercer lugar la curva que ha resultado y que se debería suavizar para evitar accidentes contra los dos elementos anteriores. El popular asegura que no se le ha dado ninguna respuesta pese a que él ya avisó hace meses que no permitiría la apertura al tráfico de la zona si antes no solo no se resolvía esa situación, sino que también exige que se cambie la propia pasarela instalada durante la obra por una que garantice igualmente la seguridad de las personas que pasen por allí.
El Ayuntamiento está de este modo a la espera de que le lleguen noticias tanto de Valencia como de Madrid, donde el Ministerio todavía no ha respirado en cuanto al convenio que debería regular entre otras cosas los elementos que Adif y la empresa concesionaria deben reponer al estado anterior a que se iniciara una obra que se alarga en el tiempo sin fecha para culminar. Sin duda la interinidad del Gobierno central no ha ayudado a resolver una situación que mientras sufren miles de oriolanos y vecinos de la comarca que circulan por las inmediaciones de la zona del AVE y sobre todo en el caso de la CV-95 como a los vecinos de la calle Temístocles Almagro, que ha quedado como una isla en un terreno donde se eternizan las obras.
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