Pilar M. Maciá
Viernes, 17 de junio 2016, 02:26
Los cabezudos que forman parte de la historia de la ciudad y que guarda el Ayuntamiento en propiedad han sufrido una restauración que les ha devuelto prácticamente a su estado original. La Vieja o Putica, El Demonio, El Bandolero y el Cubanito o Negrito lucen sus mejores caras desde la adquisición en los años 70 del siglo pasado para su participación en las primeras fiestas de Moros y Cristianos, aunque la tradición de gigantes y cabezudos se remonta al siglo XVI en la ciudad, ligada a las coronas de Castilla y Aragón, tal y como explica el arqueólogo municipal, Emilio Diz. Festividades como las del Corpus o la Virgen de Monserrate han contado en este tiempo con su presencia, y el Ayuntamiento los pone a disposición de cualquier asociación o comisión que quiera sacarlos, tal y como indica el edil de Patrimonio, Rafael Almagro. De hecho su estreno tendrá lugar el domingo en un pasacalles organizado con motivo de las fiestas en el barrio de San Francisco, donde estarán además acompañados de la tradicional música de la dulzaina y el tamboril.
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La restauración de las cabezas de celulosa ha sido total, con el relleno de zonas donde faltaba material, reparación de grietas y colocación de refuerzos de fibra de vidrio. No obstante lo que más destacan son las pinturas, puesto que se han eliminado los barnices y repintes para devolverles el aspecto satinado que tuvieron en su inicio. El trabajo lo ha desarrollado la Decoradora de Mingot SL, con un presupuesto de 999 euros. De momento no se ha acometido la restauración de los gigantes, puesto que sus pesados armazones hacen que se prefiera sacar a los cabezudos, que cuentan además con las túnicas que visten a las personas que los llevan.
Según Sansano, el año 1439 fue la fecha en que estas figuras recorrieron por primera vez las calles de Orihuela para celebrar el nombramiento, después frustrado, del primer obispo de la diócesis. No obstante los gigantes están documentados en 1587 cuando tomaron parte en la festividad de las Santas Justa y Rufina y en la del Corpus, donde en 1602 se contó con siete gigantes en la procesión. Solían representar a los continentes, por lo que en parejas se contaba con el Negro y la Negra, el Turco y la Turca y el Español y la Española. En la actualidad esta tradición se mantiene viva en algunas fiestas, aunque ha desaparecido, entre otras, en las que posibilitaron la adquisición de los actuales para los Moros y Cristianos. Por eso, ahora que han sido remozados el Ayuntamiento quiere que se usen para lo que los pone a disposición de los responsables de las celebraciones que quieran contar con su participación.
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