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El Embajador Moro posa con la espingarda con la que desfila la Fila Tuareg. :: alberto aragón

«Hay que cuidar al oriolano que no es festero para que no se vaya de la ciudad»

Embajador Moro de Orihuela

Pilar M. Maciá

Domingo, 26 de junio 2016, 00:33

Lo que hice fue fijarme en cómo se estructuraban los desfiles, porque boatos no hay en todas partes y como los de Orihuela en poquísimos sitios. Empezamos a ver esa estructura, qué historias contaban. Luego nos fijamos en las bandas de música, porque aquí, aunque empieza a haber un cambio de tendencia, las marchas moras eran muy clásicas, y ví que había otras marchas aparentemente no tan moras pero desde mi punto de vista muy brillantes. Es importante, porque cuando se desfila y oyes que la marcha sube, a mí por lo menos me da mucho gusto. De dónde eran las bandas, dónde tocaban... Luego en las carrozas, el estilo, y se fue conformando sin darnos cuenta un desfile. Luego ya se aterriza en el sentido de decidir qué se quiere contar, porque siempre se quiere contar algo, y en base a esa historia colocar todos los elementos. Se procura que haya cosas originales, pero a no ser que se tenga mucha imaginación y se dé con gente dispuesta a hacer algo nuevo, que también es caro, hay que compaginar alguna novedad que se quiera traer, porque Orihuela también es una plaza fuerte y quieres que tu pueblo tenga estreno, con el resto de elementos.

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- ¿Se ha implicado la comparsa?

- Si. Hay varias comisiones de trabajo que trabajan de manera independiente aunque lógicamente de vez en cuando dan cuenta a la junta directiva de por dónde van los tiros. Hay mucha gente implicada y conforme llega el momento se animan más. Es lógico porque la comparsa es muy grande y mucha gente en los puntos de decisión no puede haber porque sería un lío.

- Una comparsa que ha vivido unos años convulsos internamente, ¿lo han arreglado?

- Afortunadamente creo que está bastante resuelto. Quedan por arreglar algunas cosillas, pero era lógico que tarde o temprano se llegara a un acuerdo. Para mí no tenía ningún sentido, aunque es posible que en su momento hubiera razones que desconozco al cien por cien. Creo que no podíamos estar así, no debíamos, porque salíamos perjudicadas las dos partes, y salía muy perjudicada la Fiesta de Orihuela.

- ¿Qué supone para usted ser el embajador de los Moros Beduinos?

- Una ilusión grande. Iba a decir que era un sueño, pero alguna vez he dicho que yo no tenía el sueño de ser embajador. Lo que es cierto es que cuando empezaron a decirme que iba a ser yo, llega un momento en que te lo crees, y me pasó. Antes del Medio Año Festero del año pasado ya me lo decían.

- ¿Entonces hace tres años ya veían cosas sin saber quién iba a ser el embajador?

- Claro. Estábamos preparando porque se nos venía la Embajada encima y teníamos que saber qué era lo que queríamos. Hace dos años cuando me decían que sería yo les contestaba que no dijeran tonterías, porque siempre se piensa que hay gente que se lo merece más, o que quizá tenga más ganas. Pero a base de ir dejándolo caer llega un momento en que te lo crees y sobre todo te ilusionas, porque aunque se pasan crisis, la verdad es que sobre todo mi mujer y yo nos lo estamos pasando muy bien.

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- No se han perdido prácticamente nada.

- No. A lo mejor a algún acto, pero por imposibilidad de no poder estar en dos o tres sitios a la vez. Esto es para vivirlo, si no no hay que apuntarse. Hay que participar en todo, con las cofradías, con abanderadas que no conoces de nada y te agasajan. Es un honor y una suerte, y a todo lo que podamos asistir vamos a asistir.

- ¿Tiene el sentimiento enfrentado de querer que llegue pero que no pase?

- Si y no. Se quiere que llegue porque se ve plasmado todo lo que se ha preparado, pero soy consciente de que cuando pase este mes se ha acabado todo. Además, aquí es a rey muerto rey puesto, aún no te has terminado de bajar de la carroza y ya se proclama el nuevo embajador. Eso a lo mejor es algo que habría que revisar. En nuestra anterior Embajada, la presentación de Lucio Sarabia se hizo al día siguiente del desfile, se había calmado la cosa. También es cierto que al día siguiente la gente está cansada y te ves un poco solo. Entiendo que se haga la última noche de fiestas porque se está arropado por todo el mundo, la comparsa y los festeros.

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- ¿Con qué momento se queda de lo vivido hasta ahora?

- Me gustó mucho el Medio Año Festero. Me emocionó mucho. Fue un pistoletazo de salida grande porque además he topado con buena gente, Con José Rubio que es un persona fenomenal y su mujer. Tuvimos suerte con los embajadores salientes porque son personas muy de la fiesta y muy asequibles. Tuvimos suerte con la Armengola que va a salir, que está a punto de terminar su mandato, y hemos tenido mucha suerte con la Armengola que llega, porque estamos prácticamente juntos desde la Cuaresma. Lo pasamos muy bien, nos entendemos, no hay malos rollos, y lo estamos pasando muy bien. Creo que hubo una semana en que no nos vimos y nos echábamos de menos. Es normal porque se viven muchas cosas, siempre estás pendiente de ellos, hablas con ellos más que con el resto.

- ¿Qué momento tiene ganas de que llegue?

- Tengo ganas de que llegue el día de la Entrada. Todos los demás actos también, pero está claro que lo que hemos preparado es eso. No se prepara El Pájaro o la Ofrenda Floral más allá del traje o lo que te vayas a poner. Se prepara el boato, la Entrada, y por eso estamos deseando que llegue para que todo eso se plasme en la calle. El temor siempre es que venga todo el mundo, que todo esté preparado, pero parece que hemos dado con gente muy formal, todo lo que hemos hablado y hecho con las empresas y personas con que hemos contactado está saliendo. Se están portando muy bien y son muy profesionales.

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- ¿En qué momento ve los Moros y Cristianos de Orihuela?

- Estamos pendientes de esa Declaración de Interés Turístico Nacional. Espero que nos la den, pero creo que tenemos que mejorar varias cosas, en los desfiles creo que debemos mejorar la actitud en el Día del Pájaro porque los oriolanos debemos ser conscientes de qué llevamos, no es una 'banderica', es una señera, una enseña que tiene su historia y no creo que por España haya muchas banderas de este tipo. Conozco la valenciana que entiendo que entiende los mismos privilegios, y ya no he visto nada semejante. Teniendo en cuenta el respeto que se tiene a esa bandera creo que deberíamos cambiar probablemente de actitud. Es una opinión personalísima. También deberíamos procurar dar un mayor realce a las Santas Justa y Rufina que son parte fundamental de la Fiesta. Habría que pensar seriamente sobre el asunto y mejorarlo, y desde mi punto de vista los festeros deberíamos ver cómo hacer para que quienes no lo son no se vayan de la ciudad. Los festeros somos importantes pero habría que cuidar al oriolano que no es festero para que no se vaya. Competir con la playa en verano es difícil, pero deberíamos procurar entre todos que participe, que esté, que tenga ganas de salir a dar una vuelta y que puedan descansar, y si hay música que no sea insoportable.

Juan de Dios Rogel casi no se acuerda de cuándo llegó a los Moros y Cristianos. Dice que con 16 ó 18 años, y recuerda perfectamente el motivo, que su mujer, María de los Ángeles, fue la abanderada de los Moros Beduinos. Al año siguiente se incorporó a la Fila Tuareg «como aquel que dice, de prestado», y no en vano elige para posar en las fotos de esta entrevista uno de los elementos característicos de la fila, la espingarda con la que desfilan sus componentes año a año por las calles de la ciudad. Por 1985 entró a la comparsa, y desde entonces forma parte de la que es una de las filas veteranas junto con las más antigua, la de los Beduinos Viejos.

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- ¿Siempre vinculado a los Moros Beduinos?

- Siempre. Entré con Marian y por supuesto con su padre y su madre. Ellos se integraron en Beduinos y formaron la Fila Tuareg. Cuando yo llegué llevaban unos cinco años en funcionamiento, y me incorporé.

- ¿Se puede decir que heredó el puesto en la fila?

- En aquel momento la comparsa crecía muy deprisa, y la Tuareg se consolidaba como una fila de gente de mediana edad. Los más jóvenes, lógicamente querían juntarse con gente más de su edad. Fueron dando entrada y salida a gente, con la precaución que tuvieron y que pienso que estuvo muy bien, de que hasta que entraba uno no salía otro. Poco a poco llegamos varios y se conformó tal cual está ahora.

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- ¿Cómo se prepara una Embajada en una comparsa tan numerosa?

- La verdad es que a ver cosas empezamos hace tres años. Empezamos a mirar con más atención los Moros y Cristianos de alrededor, a movernos por los más clásicos, Alcoy, Cocentaina, Villena, los hemos recorrido todos y luego se escogen cosas.

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