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Integrantes de los Moros Beduinos disparan con sus armas en la Guerrilla de Pólvora.
Batalla a golpe de cañones y arcabuces

Batalla a golpe de cañones y arcabuces

Más de dos centenares de festeros de ambos bandos participan en la Guerrilla Única de Pólvora

Joaquín Andreu Esteban

Miércoles, 20 de julio 2016, 01:13

Comparsistas de ambos bandos, el Moro y el Cristiano, disfrutaron ayer de uno de los momentos cumbre de las Fiestas de la Reconquista tras la tregua que se dieron en la jornada del lunes. En torno a 230 festeros de la práctica mayoría de las comparsas tomaron parte en la Guerrilla Única de Pólvora en la que las tropas del Bando de la Cruz y las de la Media Luna rivalizan de modo incruento en ver quién provoca más estruendo en el recorrido que emprendieron desde el Paseo Calvo Sotelo hasta la Glorieta Gabriel Miró.

  • son los kilos de pólvora que emplearon los participantes en la Guerrilla Única de Pólvora. La munición se custodia fuera del casco urbano hasta su reparto horas antes del comienzo de esta. Asimismo solo se distribuyen los pistones que la detonan en las armas instantes antes de dar comienzo, un centenar por cada uno de los participantes.

  • fueron los festeros que ayer tomaron parte en la cita con la pólvora. De ellos un tercio fueron mujeres que cada vez se involucran más con su participación activa en la Guerilla.

Se trata de una de las citas en las que las comparsas sacan todo su arsenal artillero en forma de arcabuces, espingardas o cañones de diversos calibres para llenar la noche de estrépito, olor a pólvora y nubes de humo en un acto que se remonta al principio de las fiestas hace más de cuatro décadas y que va en auge, como reconoció el vicepresidente de la Asociación de Fiestas Santas Justa y Rufina, Alejandro Galiana. Este aportó algunos de los datos de la Guerrilla y explicó que en la cita de ayer participaron 230 festeros entre los que reseñó que un tercio fueron mujeres «porque cada vez más se han involucrado con el disparo» y recordó que si en un principio eran las acompañantes de los hombres que manejan los cañones «ahora es frecuente que participen con sus armas, algo más ligeras que las que utilizan los hombres».

Otro de los hechos que reseñó Galiana es que en esta ocasión se emplearon 171 kilos de munición frente a los 160 de la pasada edición y que fueron dieciséis los cañones que escupieron las bocanadas de pólvora en un duelo «que siempre ganan los cristianos pese a que en esta ocasión el número de moros los ha duplicado», dijo irónico el integrante de los Moros Almohábenos, al tiempo que reseñó que tan solo la Comparsa Caballeros de Santiago no participó en el espectáculo. Galiana se mostró satisfecho de estas cifras que suponen «que poco a poco los festeros han vuelto a tomar parte en la Guerrilla tras unos años de crisis» ya que reconoció que el coste de salir en ella «se suma a los que ya de por si tiene cada festero en sus comparsas con las cuotas o los alquileres de trajes pero la Guerrilla es adictiva y quien prueba repite otros años» pese a que les supone un gasto adicional superior a los sesenta euros el costear la munición o el alquiler y mantenimiento de las armas que se emplean.

Pero las cifras no importan cuando se trata de disfrutar a golpe de disparos por las calles oriolanas en este evento tan levantino y desde antes de las nueve, cuando el primer cañonazo de los festeros de los Caballeros del Rey Fernando abrió fuego, los participantes se encontraban en la salida para retirar el centenar de pistones por cabeza que recibieron y que detonan la pólvora. Este hecho es una de las medidas de seguridad preceptivas que toma la entidad festera para que no haya incidentes antes de tiempo ni fuera del recorrido aprobado por la Subdelegación del Gobierno y desde mediodía hasta horas antes de la Guerrilla los que empuñan esta artillería deben pasar por las antiguas instalaciones deportivas de la Carretera de Hurchillo para retirar su kilo de pólvora custodiada por vigilantes de seguridad «y también proceder a la revisión de su armamento», relató el vicepresidente, tarea de las que se encarga la Guardia Civil.

Con todo en regla los festeros comenzaron a disparar bien al aire o bien al suelo, mojado para evitar cualquier incidente con la munición, y el ruido se adueñó de las calles hasta entrada la noche cuando los disparos dieron paso a otro de los actos de la jornada, la representación de la Toma del Castillo por el Bando Moro con la escenificación del Pacto de Teodomiro y la posterior del Cristiano. Fue el momento de asistir a la legendaria representación de la historia de la Armengola basada en textos de Joaquín Más Nieves y de Atanasio Díe.

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