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Vecinos de Torremendo que siempre han participado en las protestas, entre ellos el exalcalde Monserrate Guillén, ven la muestra.

Torremendo sigue en la lucha

Elaboran una exposición que muestra los 25 años de trabajo contra los vertederos

Pilar M. Maciá

Lunes, 12 de septiembre 2016, 00:38

Cuando se entra en la recta final -otra vez- para decidir el futuro de la basura de la Vega Baja, con un Consorcio del Plan Zonal que busca 'voluntarios' para una planta de transferencia pero al que de momento solo le ha salido una negativa, la de Albatera, Torremendo advierte de que aunque latente, esta pedanía oriolana sigue en una lucha iniciada hace ahora un cuarto de siglo contra la implantación en las inmediaciones de sus viviendas de cualquier tipo de vertedero que implicara problemas para la salud de sus vecinos. Con motivo de las fiestas patronales la Asociación Multicultural de Torremendo ha elegido precisamente esos veinticinco años que son la muestra más reciente en la zona de que un pueblo unido gana a cualquier gigante que se le ponga por delante.

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Sebastián Andréu ha sido el encargado de recopilar, entre la ingente información con la que cuenta, fotos y páginas de periódicos para montar la muestra temática que se ha podido visitar en el centro social durante las fiestas, el mismo edificio público que, recuerdan, se inauguró por parte del gobierno municipal del PP siendo alcalde José Manuel Medina sin que se invitara a ninguno de los vecinos del pueblo. «El médico y gente que sí que estuvo invitada tampoco acudió y se quedó con nosotros en la puerta», recuerda Lucía Páez junto a un recorte de periódico que recogía las declaraciones del entonces alcalde, quien calificó de «ruin» la actitud de Torremendo «porque los niños cogieron los bocadillos que tenían para tomar después de la inauguración, le sacaron la miga y se la tiraron después a los políticos».

Los recuerdos de muchos de los vecinos de Torremendo, como la presidenta de la asociación, Loli Andreu y Monserrate Guillén, quien decidió implicarse a nivel político y fue alcalde durante el pasado mandato, son los de la lucha contra la implantación de un vertedero que a su juicio no cumplía con las medidas necesarias para que no hubiera problema en sus viviendas. De hecho aseguran que los que tienen menos de treinta años han vivido siempre conociendo a sus padres y abuelos en manifestaciones, viajes a Valencia y a Alicante y reuniones vecinales, y una de esas abuelas rememora cuántas guardias hizo, un total de 101.

La muestra arranca en el año 1991 con un primer conato de instalación de una planta de basura que se aplacó para volver con más fuerza en 1994, cuando el Ayuntamiento concedió licencia a la instalación propiedad del empresario Ángel Fenoll. Ahí empezaron doce años de protestas y acciones judiciales donde hubo momentos malos y peores, aunque lo importante para los vecinos es que en el 2006 una sentencia judicial anuló la licencia por un motivo tan nimio como el que las instalaciones no tenían los servicios necesarios para ejercer esa actividad. «En el acta de comprobación que se hizo por parte del Ayuntamiento no se verificó que faltaban esos servicios», recuerda Sebastián Andréu, lo que motivó que la Justicia diera la razón a los vecinos.

Esa época se puede seguir a través de la Prensa. Cómo en 1996 la empresa asfaltó el camino que los vecinos labraron, el juez les obligó a reponerlo y entonces lo hicieron con zanjas a los tres metros, lo que impedía que los camiones entraran e hicieran maniobras, y luego le pusieron vigas que también se les exigió que retiraran. Ante la imposibilidad de evitar la entrada de vehículos pesados de otra forma fueron los propios vecinos los que se pusieron en los márgenes y una de ellas sufrió el atropello de un camión.

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De ahí se pasó a los cortes de la carretera todos los domingos, desde el centro del pueblo hasta el núcleo de población denominado El Molino, que explican que no aparecía como tal en el Plan General de Ordenación Urbana, a su juicio porque está a menos de dos kilómetros del lugar donde se pretendía hacer el vertedero. Los vecinos aprovecharon para aprender de leyes, algo que les sirvió mucho, por ejemplo, cuando se les permitió en Diputación consultar los proyectos de las plantas que optaban a construirse en el primer plan zonal anulado después por los tribunales y salpicado de lleno en el Caso 'Brugal'.

Y poco a poco comenzaron las vigilancias durante las 24 horas que se realizaron entre los años 2001 y 2003 para evitar el depósito de basura en la planta. De día se encargaban los jubilados y de noche se hacían turnos. En la muestra contaron incluso con una de las hojas donde se establecía quién debía de quedarse a dormir en la caseta que construyeron y que incluso sirvió para fiestas y celebraciones.

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La última época es la del 2008 al 2010, aunque la exposición no tiene final «porque la lucha no ha acabado, puesto que a día de hoy nadie garantiza que nos van a poner un vertedero junto al que podamos vivir». Ante lo candente del tema Torremendo recuerda estos años de trabajo incansable que estarían dispuestos a repetir en caso de que sea necesario. De hecho recomiendan a los actuales responsables del Plan Zonal que en lugar de realizar planes de información «son ellos los que deben formarse de cómo se aplican las tecnologías del siglo XXI en toda Europa», asegura Lucía Páez, quien añade que a los vecinos de la pedanía nadie les va a convencer de lo contrario.

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