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Pilar M. Maciá
Sábado, 24 de septiembre 2016, 00:49
La opinión sobre qué hacer con la Plaza de Toros puede variar tantas veces como habitantes tiene el municipio, pero en lo que todo el mundo coincide es en la necesidad, elevada ahora al grado de urgencia, de tomar medidas que eviten el derrumbe de un edificio con más de un siglo de historia en los sillares de piedra que lo conforman. Una semana después de que el futuro del coso saltara a la palestra tras el intento del PP de llevar una modificación presupuestaria a Pleno con la que sufragar, entre otras cosas el derrumbe del inmueble, ayer se conoció que con los 405.000 euros que se prevén de inversión no solo quiere ejecutarse el derribo, sino también un proyecto de recuperación de un espacio que suma 7.500 metros cuadrados en toda la manzana que ocupa en la actualidad el complejo taurino.
Primer anillo.
El más cercano al albero es el que se puede mantener porque está hecho de piedra y apoya sobre el terreno.
Segundo y tercer anillo.
Se tirarán porque según el arquitecto entrañan peligro. Se mantendrán los arranques de los muros y en el caso del tercero se han ideado unas estructuras para instalar las rejerías a conservar que a su vez sirvan para instalar iluminación.
Corrales y perímetro.
Son los espacios que se tiene previsto dotar como zonas verdes y de esparcimiento.
Lo dieron a conocer el alcalde, Emilio Bascuñana, y la concejal de Urbanismo, Begoña Cuartero, quienes estuvieron acompañados por el arquitecto Rafael Legidos quien ya ha redactado otros dos proyectos sobre para la plaza para el anterior equipo de gobierno, el de derribo y el que presentó en su día el socialista Antonio Zapata donde quedaba un testigo del inmueble y se primaba a su alrededor el espacio público y el aparcamiento. En esta ocasión se hace una especie de refundido del que resulta un tercer proyecto que permitiría la recuperación de parte del graderío, con aforo para 1.600 personas y la posibilidad de hacer espectáculos de cualquier tipo -no taurinos porque se eliminan otras infraestructuras necesarias-, además de ganar en el perímetro el espacio que en la actualidad ocupan los corrales como zona verde, y el aparcamiento como espacio ajardinado.
Todo ello manteniendo los volúmenes de la actual plaza a través del arranque de los muros del anillo exterior y el intermedio y con la instalación de elementos a proteger, según el informe realizado en su día por el arqueólogo municipal, como las ventanas de rejería a través de una estructura que permitirá igualmente dotar de luz ambiente al espacio resultante. El arquitecto Rafael Legidos hizo un repaso sobre el estado actual del edificio y precisó que se trata de un inmueble conformado mediante un sistema de muros perimetrales formando anillos. El primero, el interior que conforma el tendido bajo es el más sólido «porque apoya sobre el terreno», mientras que del segundo afirmó que «nadie puede certificar que esté perfecto para su uso porque tiene zonas inestables». El último anillo sobre el que en su día se levantó la andanada está prácticamente desaparecido. Legidos afirmó que los treinta años sin uso de la plaza han causado mella también en su estructura y que en todo caso sería un edificio «muy difícil de actualizar» puesto que entre otras cosas no cumple con las medidas de accesibilidad o evacuación en las escaleras. De este modo el proyecto pretende «permitir el acceso al edificio por tres zonas y sobre todo el uso perimetral», además de dotarlo de accesibilidad y espacio reservado para personas con movilidad reducida.
Al margen del propio coso y del parque previsto para el alrededor, el proyecto incluye la creación de tres espacios distintos: unos aseos públicos de 50 metros cuadrados, otro espacio de las mismas dimensiones para servicio de cafetería y una sala polivalente con 80 metros cuadrados que el alcalde dijo que se destinará a museo taurino para que quienes lo visiten «puedan ser conocedores de la historia taurina de la ciudad».
Con respecto a la inversión en este proyecto, fue la edil de Urbanismo la encargada de explicarla. Así, aseguró que puesto que ya se habían suscrito dos contratos con el arquitecto, uno de 14.000 y otro de 4.000 euros ambos se refundirán con la unión de los dos proyectos y se actualizará el importe con el pago de 3.000 euros más para el técnico. Aparte están los 405.000 euros de inversión que deberán salir de los remanentes de Tesorería, un trámite que el edil de Hacienda espera poder tener listo en unas semanas para llevarlo a Pleno e iniciar el trámite de adjudicación de una obra que una vez iniciada puede alargarse entre seis y siete meses.
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