Urgente La Primitiva de este lunes deja tres premios de 35.758,38 euros

Hay una escena en 'Oppenheimer' en la que todo el mundo aplaude y vitorea el éxito de la bomba nuclear. En la sala, creo que ... no fui el único que se removió en la butaca, abochornado, pensando «oh, no, por favor, no hagáis eso». Cada palmada, cada puño en alto en señal de victoria, cada abrazo de pura euforia, era un golpe directo al estómago -al alma-. Fuera, al terminar la película, hablamos de la importancia de la perspectiva, de cómo hoy somos capaces de ovacionar hechos y actitudes que mañana serán nuestra desgracia. Y que por eso, precisamente por eso, hay que ser terriblemente crítico con la sociedad y, también, razonablemente bueno. ¿Qué demonios es ser bueno? Ni idea, pero recuerdo lo que decía el personaje de David Corenswet (el futuro Superman) en 'The Politician': «No importa si eres bueno o malo, lo que importa es que hagas las cosas bien».

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Aunque, claro, luego hay gente como Kendall, Siobhan, Roman, Connor y el resto de los asociados a los Roy, la familia nuclear de 'Succession', que creen que hacen las cosas bien. Una vez más, la perspectiva manda. Porque ninguno de esos ricos y perturbados miembros de la élite más poderosa del mundo es capaz de entender lo que sucede a los pies de la tierra: la falta de trabajo, los salarios precarios, las listas de espera, la marginación, la condena hipotecaria, el odio a la piel, la frustración... Los Roy son ese tipo de gente que afirma «si te esfuerzas, puedes ser como nosotros». Y no.

Las historias de mañana hablarán de lo que votemos hoy. ¿Quiénes son los buenos y los malos? Ni idea. Pero hagan las cosas bien y vayan a las urnas. Y piensen, aunque sea por un momento, en que fuimos nosotros, nuestra especie, los que aplaudimos un día la bomba nuclear.

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