Pilar García-Trevijano
Granada
Miércoles, 12 de febrero 2025, 09:50
El granadino Luis Rojas (56 años) conocía los resultados y los ganadores de los Goya 24 horas antes de que empezara la gala. Este notario fue el encargado de custodiar los votos, certificar los resultados e introducir los nombres de los premiados en los sobres, ... en una gala insólita por el 'empate' de 'El 47' y 'La infiltrada' en la categoría de mejor película.
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«Este tipo de trabajos y encargos no suceden habitualmente y tiene su gracia. Estaba allí en una sala con la notaria, Eva Fernández, y de pronto llegaba Antonio Banderas al camerino para ensayar su discurso», cuenta. «La gente del espectáculo es muy amable», resume.
Al hombre le pilló por sorpresa que le llamaran para encargarse de certificar las votaciones. La notaria que desde hace varias ediciones custodia y supervisa el proceso de elección de la se puso en contacto con Rojas para que le echara una mano. «Tengo un par de compañeros de Madrid que hicieron la oposición conmigo y me recomendaron», relata. «Desde que la gala de los Goya se hace fuera de la capital hay un segundo notario que da fe del proceso y coteja las votaciones. Por ley cada notario se circunscribe a un territorio específico», explica. «La veracidad y la confidencialidad son fundamentales para la Academia del Cine Español. Nadie más sabe los resultados de las votaciones. Solo la notaría de Madrid que lleva el procedimiento y su compañero, que en este caso he sido yo», justifica.
«Ningún miembro de la academia, ni el presidente ni ninguna productora conoce los resultados. Es decir, la propia academia, el interés que tiene es que esto se haga respetando el procedimiento, de forma trasparente y sin fraude», insiste.
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Los ganadores de los premios Goya deben pasar dos cortes. La notaria recoge los votos de forma telemática o presencial, ya que la base de los concursos recogen las dos modalidades y hay un apartado de correo donde los académicos pueden matar el voto. Los computabiliza y se produce la primera criba de candidatas. Después, se produce una segunda votación para determinar a los ganadores de las distintas categorías. «Por último se vota sobre únicamente las cinco categorías u los cinco nominados que hay en cada una de ellas. Se hace la media aritmética y en un acta se recogen los ganadores para que nadie sepa cuál es el resultado», explica.
Hasta 27 veces comprobó la notaria, Eva Fernández, las votaciones de la categoría a mejor película, donde participaron cerca de 2.500 académicos. «El empate ha sido excepcional. No había pasado nunca en esta categoría con la repercusión económica y todo lo que tiene que ser o no ser el ganador de los Goya», valora a este periódico.
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En la tarde del viernes, Rojas y la notaria, que vino expresamente de Madrid con toda la documentación, se metieron en un despacho a puerta cerrada y rellenaron todos los sobres. Para evitar confusión, en la categoría a mejor película decidieron imprimir un papel que advertía de ese empate, ese 'ex aequo' (por igual en latín) con una letra pequeña para que se leyera al completo nada más abrir el sobre y lo introdujeron antes de las tarjetas ganadoras. En vano. Hubo confusión.
«No podíamos decirle a la presentadora que dos películas habían quedado en empate así que esa nos pareció la mejor decisión», subraya. «Avisamos del error en cuanto nos dimos cuenta. Nosotros estábamos entre bambalinas para comprobar que todo el proceso y el anuncio de los ganadores se correspondía con lo registrado en el acta. Pasó todo en menos de un minuto, quizás debimos poner una tipografía más grande. En aquel momento nos pareció la decisión correcta», reflexiona. «No sé si Belén Rueda nos tendrá manía ahora», bromea.
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A pesar de todo, de esa anécdota que pronto quedará olvidada, ha disfrutado «como un niño» de la ceremonia entre bambalinas. «Es emocionante. Una gran experiencia verlo todo desde el backstage y conociendo a personas bastante curiosas.
Su mujer y su hermano, que se dedicó al mundo del espectáculo, disfrutaron desde el patio de butacas. Rojas lleva cerca de 30 años de profesión a sus espaldas. Es un notario reputado que ejerce desde 2007 en la ciudad. Pone en valor la labor de sus compañeros. «Ayudamos al ciudadano en sus problemas de cada día y colaboramos con las administraciones públicas para que cada uno cumpla sus deberes legales. Somos esenciales, aunque la actividad no esté del todo visibilizada», concluye.
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