Francia y Johnny

Fue un momento extraño. Montado en el coche, las niñas intentando contarme a la vez todas las 'supernovedades' y la radio puesta. No me oía ni los pensamientos cuando sonó Johnny Hallyday. Soy incapaz de recordar qué canción era, pero esa voz... Es inconfundible. Viajé a 2017, al cortejo fúnebre del cantante parisino por los Campos Elíseos. Después de la comitiva oficial -qué bien rinden tributo a sus leyendas en Francia-, cientos de moteros acompañaban a una de las figuras fundamentales del rock europeo. Una música que él demostró que se podía cantar en otro idioma que no fuera el inglés.

Mientras intentábamos llegar a casa, seguía uniendo puntos en mi cabeza. De su funeral con París engalanado me fui a una pequeña joya que pasó desapercibida en la avalancha de estrenos semanales de las plataformas de 'streaming'. En 2022 Netflix estrenó la miniserie documental 'Johnny Hallyday, más allá del rock'. Seis capítulos, entre los 30 y los 40 minutos, que sirven para repasar la vida del artista. Y no lo hace como un documental habitual en el que aparecen familiares, amigos y expertos sentados en una silla para reflexionar sobre lo bueno y lo malo -en la vida de Hallyday había mucho de los dos lados- del cantante. Aparecen, sí, pero como un sutil acompañamiento.

El documental usa la ingente cantidad de material audiovisual existente en seis décadas de carrera. Imágenes de conciertos, bodas, fans o de las decenas de entrevistas que concedió a lo largo de su vida se van acoplando para contar la biografía de un ser particular, que marcó una época en el país vecino, una forma de entender la música y de ser artista. Aseguraba constantemente que había conocido a Elvis. Era mentira. Pero tenía que cultivar su figura.