El fin del mundo

Netflix tiene estas cosas. Abres la aplicación y te encuentras con que entre las películas más vistas está una protagonizada por Julia Roberts y Ethan Hawke, de la que nunca has oído hablar. Tiene un título extraño, 'Dejar el mundo atrás', y arranca casi en tono de comedia, con el viaje de una familia de su hogar en Brooklyn a un casoplón en los Hamptons, que han alquilado para pasar el fin de semana.

Empezamos a revolvernos en el sofá cuando aparecen de improviso un padre y su hija, que aseguran ser los propietarios de la mansión. Vienen de Nueva York, donde un ciberataque ha sembrado el caos. La incomodidad surge cuando el paranoico personaje de Julia Roberts, la inmaculada Julia Roberts, sospecha que no son trigo limpio porque, en fin, una familia negra no puede ser propietaria de una casa de ricos. Después vendrán una bandada de flamencos en la piscina, los ciervos que colonizan el jardín, al hijo se le caen los dientes...

Cuanto menos se sepa, mejor. 'Dejar el mundo atrás' es una intrigante historia apocalíptica sobre el fin del mundo, pero en clave intimista; más cercana a Shyamalan que a Michael Bay, para entendernos. Habla de la lucha de clases, del abismo generacional que separa a padres e hijos, de la dependencia de la tecnología, de los bulos y 'fake news' en redes que son caldo de cultivo para la ultraderecha (atención al personaje de Kevin Bacon), del individualismo consustancial al espíritu estadounidense...

La película se basa en una novela de Rumaan Alam publicada hace tres años y está dirigida por Sam Esmail, el creador de la serie 'Mr. Robot'. Libro y filme aprovechan que, tras la pandemia, sabemos que el colapso de esta sociedad no tiene por qué ser un estallido de ruido y furia. Puede empezar con un móvil que no funciona.