'A muerte': cuando la comedia negra se vuelve luminosa
La serie de Atresplayer es una revisión de la clásica atracción de los polos opuestos o de cómo la chica alocada y efervescente llega a la vida del tipo tontorrón para ponerla patas arriba
En un tanatorio puede pasar cualquier cosa, desde que los familiares del finado se tiren del moño por un quítame allá esa herencia hasta que ... el tío abuelo comience a contar chistes inoportunos. También, aunque suene raro, puede suceder que dos personas se enamoren. Es lo que ocurre en 'A muerte', serie que, al situar el inicio de un romance durante un velatorio, hace una apuesta por la literalidad de su nombre. Pero lo macabro llega hasta ahí, porque la comedia, a pesar de tener la amenaza de la muerte como fondo, es cualquier cosa menos fúnebre.
En el funeral de un antiguo compañero de instituto se encuentran Raúl (Joan Amargós) y Marta (Verónica Echegui). Son dos personas insatisfechas: él, que trabaja en una concesionario de coches, es un tipo serio y pusilánime que se aburre en su trabajo y en su relación; ella, creativa publicitaria, es una inmadura alérgica al compromiso que no encuentra satisfacción ni en las fiestas ni en las múltiples relaciones sexuales que mantiene. Así van tirando, hasta que un día reciben una noticia que les cambia la vida: a Raúl le diagnostican un cáncer en el corazón del que tiene que operarse en tres semanas, mientras que Marta descubre que está embarazada. Eso hará que sus mundos se tambaleen, que se pregunten si la vida que han llevado hasta entonces es la que quieren llevar. Y es justo, en ese momento vertiginoso, cuando sus destinos se cruzan.
'A muerte', serie de Atresmedia que fue emitida en Apple TV+ y que ahora se puede ver en Atresplayer, es una revisión de la clásica atracción de los polos opuestos o de cómo la chica alocada y efervescente llega a la vida del tipo tontorrón para ponerla patas arriba; una relectura de 'La fiera de mi niña' en el siglo XXI ambientada en Barcelona. Y funciona. Vaya si funciona. Porque Dani de la Orden (con talento más que demostrado para la comedia), Oriol Capel y Natalia Durán consiguen tanto parir 'gags' verdaderamente graciosos como hacer creíbles los enredos y los malentendidos entre los protagonistas, vitales en cualquier comedia romántica que se precie. Y lo hacen siempre con el tono justo, ese que permite el desparrame sin derrapes, que mira a los personajes con ternura pero sin sensiblería y que da buen rollo sin caer en la bobería de los mensajes wonderfuleros. 'A muerte' consigue un acertado equilibrio a través de un guion que, cada vez que parece que va a caer en los tópicos o que se va a endulzar demasiado, corrige la situación dando un pequeño giro o añadiendo un poco de ácido al asunto. Repleta de diálogos ingeniosos, 'A muerte' tiene la voluntad de encontrar ese humor involuntario que, a veces, aparece en las situaciones más dramáticas.
Además de episodios memorables, como el de la noche de San Juan, la serie también cuenta con unos protagonistas que defienden muy bien sus papeles. Escoltados por un estupendo Cristian Valencia y una Paula Malia que consigue dotar de gracia a la insufrible novia de Amargós, por ahí también pasan Clàudia Melo, Dani Fez, Emma Vilarasau y Julián Villagrán, junto a Berto Romero, Leticia Dolera y Pep Munné, que colaboran en la serie.
Lo único negativo es que los siete episodios de 'A muerte', de apenas media hora de duración, se pasan en un suspiro, y más si tenemos en cuenta que la narración, tan ágil y tan refrescante como un polo de limón, lleva al espectador en volandas hasta el final. Habrá que confiar en que la serie tenga una segunda entrega, y que sea tan luminosa y cautivadora como la primera.
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