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Adam Scott y Britt Lower, en un fotograma de 'Separación'.
'Separación', una segunda temporada tan estimulante como fallida

'Separación', una segunda temporada tan estimulante como fallida

La ficción acierta al plantear dilemas acerca de la dicotomía entre los 'fueri' y los 'dentri', pero se enfanga en unas tramas que no parecen saber a dónde van y ralentizan el ritmo

Iker Cortés

Madrid

Martes, 8 de abril 2025, 00:42

'Separación' fue una de las grandes apuestas de Apple TV+ hace un par de años. Creada por Dan Erickson y con Ben Stiller como productor ejecutivo y director de algunos de sus episodios, la ficción tenía un punto de partida extraño y estimulante. Seguía los pasos de cuatro trabajadores de una gran multinacional llamada Lumon que deciden someterse a uno de los ingenios diseñados por la compañía y que consiste en un chip que se introduce en la cabeza del empleado y divide la personalidad de quien lo lleve. De esta forma, el personal tiene por así decirlo una vida fuera y otra dentro de la oficina, sin que el 'fueri' sepa qué demonios hacen ellos mismos, los 'dentri', durante su jornada laboral, en la planta de refinado de datos. Y al revés.

Lo cierto es que la primera temporada terminaba por todo lo alto, con un último capítulo sensacional en el que Mark, Helena, Dylan e Irving organizaban una suerte de revolución y lograban conectar a su 'dentri' por unos minutos en el exterior. Descubrían varias cosas entonces, pero las dos más impactantes eran que Helena era la hija del CEO de Lumon y que Gemma, la esposa de Mark, seguía viva pues los 'dentris' la habían visto en la planta con el nombre de la señorita Casey. Cabe recordar que la razón por la que Mark había aceptado la llamada 'separación' es precisamente por ser incapaz de superar la muerte de su esposa.

Por eso el arranque de esta segunda temporada, que tiene lugar tan solo cinco meses después de lo acontecido en la anterior, resulta un tanto decepcionante, porque a la ficción le cuesta volver a despegar y, de alguna manera, comienza volviendo a la casilla de salida. Lumon ha conseguido aplacar la revolución y aunque ha tratado de separar al grupo de 'dentris', finalmente los ha tenido que reunir tras las quejas de Mark. Con Harmony Cobel fuera de la ecuación, despedida tras la revuelta, Seth Milchick se ha convertido en el nuevo responsable de la planta y las cosas parecen haber cambiado pues a partir de ahora la compañía asegura que va a tener en cuenta las necesidades de los trabajadores, que están deseando hacer otras cosas más allá de seleccionar números e introducirlos en sus respectivas casillas en un trabajo que para los espectadores al otro lado de la pantalla sigue siendo todo un galimatías.

Tres fotogramas de la serie.
Imagen principal - Tres fotogramas de la serie.
Imagen secundaria 1 - Tres fotogramas de la serie.
Imagen secundaria 2 - Tres fotogramas de la serie.

Ese es el gran problema de la segunda temporada de la ficción, la falta de ritmo y la sensación de que hay mucho capítulo de relleno. En este sentido, las cosas no se empiezan a poner interesantes hasta 'El abismo de Aflicción', el cuarto capítulo de la segunda temporada, que por vez primera lleva al equipo de 'dentris' a participar en una actividad que se desarrolla en el exterior. Sin duda, es interesante el hecho de colocar a los 'dentris' en otros contextos, pero aún más la idea de que la experiencia sea la forma que tiene la empresa de inculcar a estos esforzados trabajadores algo así como unas creencias a través de varias leyendas en torno a Kier Eagan, el fundador de Lumon. La excursión también sirve para escenificar las tensiones que ya hay en el grupo. No todos confían en que Helena sea la misma.

Enigma por resolver

Mientras tanto en el exterior el 'fueri' de Mark está tratando de resolver el enigma sobre su esposa. ¿Realmente murió o está atrapada en el interior de Lumon? Sus intentos por reintegrarse con su 'dentri', con una discusión entre los dos Mark memorable, son lo más interesante de una trama que en esta ocasión se aleja de la sátira sociopolítica y laboral opta por un giro existencialista, que plantea cuestiones filosóficas acerca de la dicotomía que viven los cuatro personajes. ¿Qué pasaría si tu esposa se enamora de tu 'dentri'? ¿Es tu 'dentri' una versión más pura e inocente de tu 'fueri'? ¿Tienen los 'dentri' los mismos derechos o sus vidas importan menos que las de los 'fueri'?

Son cuestiones sumamente interesantes, pero no evitan que la ficción se enfangue con tramas rocambolescas y situaciones extravagantes, a la David Lynch, abiertas a todo tipo de teorías, que buscan sorprender al espectador, avivar los debates y enrarecer la ya de por sí extraña atmósfera, a menudo sin un significado claro. Y aunque las soluciones a muchos de los interrogantes que plantea la serie son curiosas -descubriremos nuevos aspectos de la mitología de Lumon, así como de la vida de Cobel y Gemma-, a nadie se le escapa la analogía con 'Perdidos', una serie en la que el viaje con los personajes era más satisfactorio que el desenlace en sí. El problema es que aquí, por el momento, ni el viaje ni el desenlace, sobre todo en esta segunda temporada, son tan contundentes, aunque en el futuro ya se vislumbra una tercera temporada.

Por otro lado, visualmente, la serie sigue siendo exquisita. Rodada en los Laboratorios Bell, un complejo de oficinas de Nueva Jersey, el contraste entre los interiores fríos y calculados de las oficinas, con sus objetos de corte setentero, y la belleza agreste de la Reserva del Parque Estatal de Minnewaska sirve como metáfora visual de la tensión entre los 'fueris' y los 'dentris'. Con una banda sonora que ya es historia de la televisión y unas fantásticas interpretaciones, 'Separación' lo tiene todo de su parte para triunfar, pero se queda a medio camino porque no parece saber a dónde quiere ir. Ojalá Dan Erickson sea capaz de concretar un poco más las cosas y afinar el tiro.

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