El regadío genera hasta 50 veces más empleo que el secano
diferencias Un estudio de la Federación Nacional de Comunidades de Regantes demuestra las enormes diferencias de rentabilidad socioeconómica entre los cultivos, dependiendo de la disponibilidad de agua
V. LLADRÓ
Martes, 22 de agosto 2006, 02:00
El uso del agua en agricultura no es caprichoso. La gran mayoría de las veces se trata simplemente del ser o no ser, y quienes saben de verdad sobre la materia en ambientes académicos, como el catedrático Jaime Lamo de Espinosa, indican desde hace tiempo que la agricultura viable y de futuro sólo puede ser la de regadío.
Un estudio de la Federación Nacional de Comunidades de Regantes (Fenacore) desvela que el agua de riego marca sensibles diferencias de productividad y de generación de empleo entre los cultivos de secano y los de regadío. Los que se riegan producen, de media, seis veces más que los que no, y la creación de trabajo está en proporción de cuatro a uno, en general, pero llega a ser de 50 veces más en el caso de los cultivos hortofrutícolas intensivos, como los que predominan en gran parte del campo valenciano.
Fenacore está muy preocupada por la legitimación del regadío ante la opinión pública española, pues frecuentemente aparecen noticias y opiniones que cuestionan el consumo de agua por parte de la agricultura como si fuera algo prescindible para poder ahorrar caudales que se destinarían a otros cometidos.
Conforme la sociedad se va haciendo más urbana se produce un distanciamiento del conocimiento del por qué de cuestiones del ámbito rural, incluida la propia producción de alimentos, y la federación de regantes anda ocupada en desplegar una campaña de concienciación sobre el verdadero e importante papel del regadío. Una tarea en la que también está preocupado el Ministerio de Agricultura, a tenor por las frecuentes manifestaciones que en tal sentido realizan la ministra Elena Espinosa y el secretario de Agricultura, José Puxeu.
En España hay 3,3 millones de hectáreas en regadío, que puede parecer una cifra muy elevada, pero que sólo representa el 13% de toda la superficie agraria útil. Y aún siendo un porcentaje tan corto, genera el 60% de la producción agrícola nacional.
La proporción de la agricultura de regadío en el mundo es superior a la española, el 18%, y en cambio genera, comparativamente, menos valor, el 35%. El regadío español es más eficiente.
La tendencia de los últimos años marca una extensión de los regadíos para aportar agua en cultivos que, de otra forma, dependiendo sólo de la lluvia, ven reducida su garantía de producción. Tal es el caso de los cereales, oleaginosas, olivar y viñedo, que antes no tenían opción de riego y ahora están utilizando el aporte de agua de forma creciente, lo que genera nuevos conflictos interterritoriales en la disputa por los caudales escasos.
Para unos se trata de producir más, aunque ello genere excedentes de difícil colocación. Y para otros, los que siempre regaron, como las frutas y hortalizas, aportar agua es indispensable, porque sin riego no habría cosecha. Y en estos casos, como indica la propia Fenacore, la generación de empleo es muy superior: 50 veces más que igual superficie con cultivos de secano, teniendo en cuenta las labores de cultivo y todo el proceso de comercialización, transporte, transformación, etc.
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